Alegría desbordada, lágrimas y muchos saltos de felicidad. No era para menos, la salvación y algo más marcó un final de fiesta que se prolongó y se festejó como nunca. Así terminó de la mejor manera posible el derbi de las urgencias. Rojiblancos y azulinos sellaron un intenso encuentro con un final feliz. Con una sonrisa en la cara ante un empate a cero goles que cumplió los distintos objetivos.
El sueño de cualquier aficionado; cumplir el objetivo sin lamentos ni penas. Con alegría y con felicidad. El Racing Portuense cumplió tal y como se esperaba, en un choque que resultó emocionante hasta límites insospechados, con muchos nervios, aunque sin mucha brillantez.
Los isleños cuajaron otra temporada ilusionante y tras la competición regular, afrontarán los play off de ascenso con la intención de dar el salto de categoría, tras asegurarse en El Puerto el subcampeonato. La mañana, la climatología y el ambiente con claro olor a fútbol, empezó a impregnar las gradas que se tiñeron de portuenses y cañaíllas.
El respeto mutuo que se procesan y la deportividad fue la nota más destacada, en un derbi que predominó la exaltación. La madurez y el saber estar de ambas entidades marcaron el primer gol en una mañana con un intenso calor. Las altas temperaturas impregnaron de una efusividad cada movimiento producido en los distintos marcadores.
Las radios echaban humo, no se podía perder detalle de lo que sucedía en los distintos campos. La atención tenía su protagonismo a muchos kilómetros de distancia. Demasiados. Fue la mañana de los transistores. Los dimes y diretes acercaron las noticias y trascendió la emoción a lo que sucedía sobre el terreno de juego, en el que todo salió a pedir de boca. Sin sorpresas y sin lamentos.
Prevaleció más los nervios y la emoción más que el fútbol. Sin más argumentos que cumplir con un expediente que había que solventar como fuese. La permanencia de uno y el subcampeonato de otro, se impuso a más condicionantes externos.
A estas alturas de la competición poco, o nada, importa ya las maneras de conseguir el objetivo. Más que nunca se justificó el final, las formas era lo de menos. Había que conseguirlo y ambos lo hicieron. No fue un partido para encontrar argumentos futbolísticos, había que puntuar y el fin, más que nunca, acreditó las maneras para conseguirlo.
La ley de no agresión prevaleció sobre toda las cosas a dos equipos que les valió el empate inicial. Noventa y muchos minutos que se hicieron interminables y que pocas lecturas se pudieron hacer, más allá de la importancia del resultado. Resultadísimo llevado a la máxima.
El propósito de seguir jugando en Tercera y la intención de intentarlo en Segunda B, marcó un derbi provincial. Un encuentro de amistad que selló una amistad para siempre e imperdurable en el tiempo. Un empate a cero goles que satisfizo a todos. Pocas veces la escasez de goles se pudo celebrar con más intensidad. La celebración ante la inexistencia de tantos marcaron un derbi de guante blanco.
La expectación había que buscarla más allá de todo cuanto pasaba lejos de Valdelagrana. Tiros lejanos y poca presencia ofensiva marcaron un encuentro que no defraudó en cuanto a expectación. Sin jugadas a destacar, el choque fue consumiendo los minutos que se fueron esfumando ante la algarabía final.
Entrenadores
El técnico azulino, Antonio Iriondo, que de nuevo lleva al primer equipo de San Fernando a jugar la liguilla de ascenso a Segunda B dijo que fue un partido "tranquilo, sin sobresaltos y con poca historia”. En cuanto a lo play off de ascenso y a la espera de rival conocer al rival, reconoció no tener “ninguna preferencia respecto a ningún contrincante. Espero no tener demasiados problemas en cuanto a los partidos en sí"
Por su parte, el entrenador portuense, David Galisteo, reconoció que había que estar atento a otros resultados. "Dependíamos de nosotros mismos. Ante el Arcos estuvimos en una situación límite. Los principales artífices han sido los jugadores. El Racing tiene categoría para estar en Tercera. Había equipo para no pasar apuros”.
FICHA TÉCNICA
Racing Portuense: Borja Romero; Alberto, Galiano, Bajic (Borja Peinado, 80’), Alberto Piñero; Chiqui Paz, Lolo Prado, Chico Benítez (Ezequiel, 93’), Nene (Luis Castilo, 61’), Benítez; y Álex Expósito.
San Fernando: Bocardo; Pecci, Polaco, Raúl Silveira (Iván Guerrero, 57’), Eric; Carlitos, Germán, Adrián Martín, Sergio Beato (Pedro Carrión, 46’), Ocaña; y Puli (José Mari, 63’).
Árbitro: García Gutiérrez, colegio sevillano. No mostró cartulinas en un derbi de guante blanco.
Incidencias: Más de un millar de espectadores, muchos de ellos llegados desde La Isla, asistieron al estadio José del Cuvillo en una jornada matinal marcada por un intenso calor.
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