La única testigo de cargo del crimen cometido durante un macrobotelónen Sevilla en marzo de 2011 se desdijo ayer de sus declaraciones anteriores en las que identificó como autor de la puñalada mortal al acusado Oscar R. R, para quien el fiscal pide 13 años de cárcel.
La testigo, que era menor de edad cuando ocurrieron los hechos, declaró ayer ante el jurado popular que enjuicia el caso por videconferencia y amparada por la Ley de Protección de Testigos, por lo que no se han dado a conocer sus datos personales.
En sus declaraciones previas, la chica dijo que vio al acusado -entonces caracterizado por su gordura- de espaldas, situado a la izquierda de otro hombre y en el momento en que del centro de ambos salió un golpe brusco hacia el pecho de la víctima.
Ahora, la testigo asegura que el gordo estaba a la derecha, por lo que al tratarse de un diestro lo descarta como autor de la puñalada que atravesó el corazón de Francisco José Guerrero, de 23 años, durante un botellón al que asistieron miles de jóvenes en el Charco de la Pava.
Pese a que la fiscal del caso le preguntó hasta cinco veces por la posición de los agresores, la testigo se ratificó en su nueva versión y precisó que no pudo identificar al hombre que le acompañaba.
Por su parte, Óscar R. R, de 33 años, negó ser el autor de la puñalada y culpó a otro joven, José Antonio M. S, que segundos antes había pinchado la rueda de un coche dentro de una pelea entre dos grupos de participantes en el botellón, uno procedente de La Puebla de Cazalla y otro de San Juan de Aznalfarache.
Según su declaración, vio “con sus propios ojos” como José Antonio apuñaló a la víctima y luego huyó corriendo del lugar y, en contra de lo afirmado por un testigo que le vio abriendo y cerrando la navaja, aseguró que tal arma “nunca pasó por sus manos”.
La agresión se produjo después de dos enfrentamientos entre los dos grupos, entre ellas porque el menor de edad desenchufó varias veces los cables de un altavoz y luego por el rajado de la rueda.
La abogada de la acusación particular, Teresa Mira, ha aportado al juicio dos coches de pequeño tamaño, uno rojo y otro gris, para que los testigos pudiesen situar los diferentes incidentes y finalmente el punto donde Francisco José cayó muerto.
Otro de los testigos presenciales, primo del fallecido, aseguró que tras el rajado de la rueda Óscar pedía insistentemente a José Antonio que le entregada la navaja.
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