Según ha informado en un comunicado el instituto armado, la Guardia Civil conoció gracias a denuncias de víctimas que se estaban produciendo estafas bancarias y que consistirían en bloquear la salida del dinero de los cajeros automáticos y, una vez que el cliente cree que ha habido un fallo en el mismo y se va, quitar el bloqueo y apropiarse del efectivo.
En total, se habían realizado nueve estafas en las localidades de Olivares y Sanlúcar la Mayor en las que los delincuentes consiguieron cada vez pequeñas cantidades, pero sumadas ascienden a 1.020 euros.
Tras una laboriosa investigación de la Guardia Civil, en la que colabora la Policía Local de Sanlúcar la Mayor y Olivares consiguen saber cómo se realizaba.
Al parecer, los delincuentes eligen preferentemente los cajeros situados en el exterior de las sucursales bancarias. De este modo intentan evitar las cámaras de vigilancia o ser sorprendidos por los empleados de la oficina o por los vigilantes de seguridad.
Se suelen desplazar en vehículo y acostumbran a ir bien vestidos para no levantar sospechas. Estacionan cerca de la zona de actuación pero, a la vez, fuera de la zona de influencia de la sucursal bancaria. Uno o varios de los delincuentes permanecen vigilando en el exterior, con la finalidad de avisar del momento en el cual deben acercarse al cajero para recoger el dinero, así como de la presencia policial.
Mientras, otro individuo se acerca al cajero y pone una tapa en la rejilla dispensadora de los billetes. Acto seguido, esta persona abandona el cajero y permanece, a la espera, en un lugar cercano. Cuando un usuario ha utilizado el cajero, el delincuente vuelve, al mismo, quita la tapa y recoge el dinero.
Para que los usuarios no se percaten del delito y crean que el cajero ha fallado, los delincuentes suelen tapar, también, la rejilla por la cual salen los comprobantes de las operaciones.
En ocasiones, después del ilícito, los cajeros suelen quedarse "fuera de servicio" (al detectar la máquina un atasco), por lo que, cuando un empleado sale a poner el dispensador en funcionamiento, ve el resguardo de la operación, el cual no ha salido al estar tapada la rejilla.
Los cajeros, a pesar de la comisión del delito, presentan cuadrado el balance de caja, por lo que, los responsables de la sucursal presentan también las denuncias correspondientes, una vez que reciben la queja del usuario estafado.
Los delincuentes, para burlar la vigilancia de la sucursal, suelen actuar en el tramo horario comprendido entre las 17,00 y las 24,00 horas, que es cuando se encuentra cerrada la sucursal.
La Guardia Civil organizó un dispositivo y detuvo a N.S., de 37 años y natural de Rumania, al que se le imputa un supuesto delito de estafa bancaria. Además, la Guardia Civil ha inculpado por estos hechos a otras dos personas.
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