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La actriz de Curro lo recuerda como alegre, despierto y "algo gamberrillo"

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Mame Pinazo, una de las actrices que más veces dio vida a Curro, la mascota de la Expo92, cree que su gran personalidad consistía en ser "anfitrión, alegre, despierto, atrevido y tímido a la vez, algo gamberrillo y sobre todo muy feliz de ver disfrutar a la gente".

En una entrevista con la agencia Efe, Mame Pinazo ha relatado que en 1989, cuando tenía 20 años, empezó a trabajar como azafata en los primeros pasos de la Expo92 y unos meses después le ofrecieron dar vida a Curro, lo que al principio le produjo "cierto vértigo" por la responsabilidad.

Curro, ha explicado, "tardó un poco en gustar a la gente", que al principio solo tenía curiosidad por saber cómo funcionaba el traje, las pilas o averiguar quién iba dentro "sin ver simplemente al personaje", aunque pronto el pájaro con cresta y pico multicolor "se hizo con la gente".

Durante la Expo92 hubo otras cuatro chicas y dos chicos que se turnaban para encarnar a la mascota, aunque nunca debían coincidir dos "Curros" en las sesiones de fotos, sellado de pasaportes o participación en la cabalgata diaria.

A juicio de Mame, "entre todos conseguimos un único personaje" y pronto adquirió unos movimientos y personalidad propia "muy marcada".

"Creo que el éxito de Curro fue su personalidad, su enorme implicación en el sitio que le tocó vivir y su capacidad para llegar a todos: niños, mayores, extranjeros, sevillanos e incluso a la prensa".

Para ello "fue fundamental el saberse mimado por todos los que trabajábamos en la Expo92", cree Mame, quien evoca la emoción que le produjo la cabalgata de Reyes Magos de 1992, cuando "todas las calles por las que pasábamos coreaban el nombre de Curro, fue impresionante".

Aparte del calor que pasaban dentro del disfraz -la Expo92 se desarrolló de abril a octubre de 1992- todos los actores tuvieron cientos de anécdotas de caídas, tropiezos, salpicones al público en las motos acuáticas o el paseo de Curro por la Plaza Roja de Moscú imitando a los guardias, pero "quizás lo más gracioso que compartíamos los distintos Curros era la visión desde dentro, a través de un rectángulo negro pequeño", según Mamen.

En el 20 aniversario de la exposición que se celebra ahora, Mame echa de menos "un acto en el que se hubiera dado a Curro la oportunidad de encontrarse de nuevo con la gente, por ejemplo en la Cabalgata de Reyes", y no le gustan las apariciones que llevan a cabo, en las que "no se ha contado con la opinión de quienes le conocíamos y sabíamos como había funcionado".

A su juicio, cualquier reaparición se debe hacer "cuidando su imagen, como siempre se ha hecho", porque "Curro aún puede dar cosas, pero habría que estudiar cómo", porque la mascota "es mucho más que un simple disfraz".

La encargada de dar vida a Curro en sus primeras apariciones fue Chelo Vivares, una actriz que entonces llevaba tres años encarnando a Espinete, ídolo infantil en una serie de Televisión Española.

Vivares solo actuó en abril de 1989, en un espectáculo organizado por el grupo Comediants en la Plaza de España para la llegada de Curro a Sevilla, y en una segunda ocasión y por ello lamenta no haber podido dar a la mascota sevillana la misma vida que dio a Espinete.

"Puse mucha esperanza y ganas en ese trabajo", en el que "durante mucho tiempo" esperó los proyectos de Curro y trabajó una mezcla de idiomas y un acento andaluz, pero los planes "no se cumplieron", lamenta Vivares.

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