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El obispo Reig Pla arremete contra la homosexualidad y el aborto

A los que llevan, ha dicho, "la malicia del pecado", un "engaño" pues "se sirve de la tentación"

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El obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Plá, ha arremetido en la homilía que ha oficiado con motivo de los Oficios de Viernes Santo contra la homosexualidad y el aborto, a los que llevan, ha dicho, "la malicia del pecado", un "engaño" pues "se sirve de la tentación".

"Quisiera decir una palabra -ha comentado Reig Plá- a aquellas personas llevados por tantas ideologías que acaban por no orientar bien lo que es la sexualidad humana. Piensan ya desde niños que tienen atracción hacia las personas de su mismo sexo y, a veces, para comprobarlo se corrompen y se prostituyen o van a clubs de hombres nocturnos. Os aseguro que encuentran el infierno".

De esta forma, ha querido reflejar esa "malicia del pecado", que llevó a Jesucristo a la Cruz, y que es "un engaño" porque "se sirve de la tentación":"somos tentados, el mal se nos presenta bajo la apariencia del bien, promueve nuestros instintos y nos dejamos llevar por la apariencia de bien".

La "malicia del pecado", según sus palabras, "destruye" al hombre y a la mujer.

"Destruye" por ejemplo, en su opinión, a una mujer que está embarazada, que tiene una preocupación "enorme por las razones que sean" y que es "tentada"

"Y cuando va a abortar a una clínica -ha continuado-, sale destruida porque ha destruido una vida inocente y se ha destruido así misma; años y años, mujeres que han ido a abortar llevan el sufrimiento en su corazón y muchas de ellas no pueden dormir y han pasado años y años y años porque el pecado siempre lleva como paga la destrucción de la persona".

Otra "malicia del pecado" es la que sufren los hombres y mujeres casados que conocen a otra persona en su trabajo y que, con el tiempo y la convivencia, "se despierta en su corazón la atracción", lo que puede llevar a "todo un proceso que haga de ellos como si fueran marido y mujer llevando una vida conyugal".

"Es el engaño, porque no es su mujer, no es su marido, es una injusticia porque ha prometido fidelidad", ha continuado el obispo.

También lo sufren los jóvenes que "les ves con su bolsas de plástico los fines de semana, cargados con botellas de alcohol, que piensan que van a descubrir el paraíso" y que, según ha dicho ha comprobado, salen de las discotecas como "cadáveres ambulantes.

"No se pueden corromper las personas, ni siquiera con mensajes falsos", ha subrayado el obispo, quien ha realizado en otras ocasiones declaraciones que han sembrado la polémica en diversos colectivos.

El pasado 13 de diciembre dijo que la Iglesia iba a proponer la familia cristiana como única respuesta posible a la "sociedad enferma" y la "gran crisis de humanidad, moral, social y económica que estamos viviendo".

El pasado año, el 1 de febrero, defendió el matrimonio porque, según dijo, "es el mejor negocio de las personas".

Y días antes, el 27 de diciembre de 2010 vinculó la violencia de género a la perdida de la familia tradicional.

La violencia doméstica se da sobretodo en aquellos procesos de separación y divorcio, en aquellos procesos de litigio, "de manera que los matrimonios canónicamente constituidos tienen menos casos de violencia domestica que aquellos que son parejas de hecho o personas que viven inestablemente", afirmó en esa ocasión el prelado.

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