La estatua, instalada en la plaza Mayor junto a la iglesia de la que fue párroco y sufragada por suscripción popular, rinde homenaje a uno de los sacerdotes más queridos de cuantos han pasado por la ciudad que dejó una huella imborrables en miles de chiclaneros a los que consideró sus paisanos desde el primer momento.
Su familia envío desde el País Vasco una carta de agradecimiento, al no poder asistir ningún miembro de la misma, aunque señalando que el sacerdote había formado otra 'familia' en Chiclana que lo había cuidado y querido.
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