La noticia ha recorrido el mundo entero, que se ha hecho eco del que probablemente sea el mayor tesoro submarino localizado en la historia. Sin embargo, la historia relacionada con el expolio comenzó en la prensa comarcal, concretamente en las páginas de EL FARO INFORMACIÓN, que fue el periódico que, de manera exclusiva, fue denunciando el trabajo que desarrollaba la compañía estadounidense desde mucho antes de que se llevaran finalmente las monedas.
En todo este proceso fue pieza clave la figura de Pipe Sarmiento. Periodista, marinero y experto en Derecho Marítimo, Pipe llegó a la redacción de EL FARO en 2005 con un reportaje sobre la actividad de búsqueda arqueológica subacuática que una empresa norteamericana estaba realizando en aguas próximas a Gibraltar.
Era el germen de un expolio que burlaría todo el aparato burocrático y de seguridad del Estado español. Pedro García Vázquez, entonces director del periódico, supo valorar la importancia de aquellas primeras informaciones que, ya a finales de 2005, denunciaban desde las páginas de un periódico comarcal lo que acabaría convirtiéndose en una noticia de alcance mundial.
En todo el proceso que transcurre desde esta fecha hasta mayo de 2007, cuando se extraen las 500.000 monedas de oro y plata, serían también piezas clave de la investigación periodística Manuel Gutiérrez, redactor jefe del diario, y Pepe Martínez, que cubría la información relativa a Gibraltar.
Primeras noticias
El 12 de enero de 2005 se publica en EL FARO una primera doble página en la que ya se habla de la intención de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía de frenar la actividad del Odyssey, detallando que la actividad de la empresa va dirigida a encontrar un tesoro sumergido en aguas españolas, y que atraca habitualmente en la base naval de Gibraltar.
Dicha información, firmada por Pipe Sarmiento, refleja cómo “el asunto Odyssey comenzó hace cinco años, cuando el Ministerio de Cultura emitió un permiso sin consultar con la Consejería de la Junta [...] de nuevo ha surgido el conflicto, ahora entre el Ministerio de Asuntos Exteriores, que ha emitido un permiso al barco, y la Consejería de Cultura de la Junta, que rechaza que tengan competencias para ello. Mientras tanto, la Guardia Civil del Mar no sabe a qué atenerse, y cuando decide actuar, da la sensación de que se le vuelve a ordenar que pare”.
Ya con anterioridad, Pipe Sarmiento venía haciéndole un seguimiento exhaustivo desde su velero a los pasos de Odyssey. Su posición en coordenadas, su actividad nocturna y sus continuos atraques en Gibraltar fueron siendo denunciados a través de las páginas de EL FARO, donde se aportaba material gráfico que evidenciaba cómo estaban extrayendo piezas del fondo del mar.
En concreto, la ubicación de dicha búsqueda se localizaba en un punto situado entre Sotogrande y La Línea, en aguas españolas. Odyssey pretendía buscar nueve toneladas de oro del buque HMS Sussex, un galeón inglés hundido en 1694, pero el resultado final sería otro diferente.
El 14 de enero, Pipe Sarmiento sigue ahondando desde las páginas de este diario en el asunto. Señala ahora que Odyssey, a través de sus asesores legales, asegura que “la Guardia Civil no tiene competencias ni sobre el barco ni sobre el capitán del mismo, por lo que seguiremos nuestro trabajo”.
El 15 de enero de 2006, EL FARO publica en su portada: “el buque cazatesoros reinicia las extracciones”, apuntando, en un nuevo reportaje exhaustivo de Pipe Sarmiento que “el Odyssey cumplió su amenaza y salió ayer desde su base en Gibraltar con toda impunidad, dejando en entredicho a las autoridades españolas”.
“Durante dos horas, este diario pudo comprobar en un barco que navegaba a su lado, una actividad feroz con cables arrastrados por el fondo y una potentísima grúa mecánica, en cuyo extremo se ha colocado una draga de presión, que debe estar sacando del fondo los restos arqueológicos del barco que pretenden”.
La cercanía en la que EL FARO, en solitario, se acercaba a la información era asombrosa. Así se desprende de párrafos como “se pudo reconocer que los navegantes del Odyssey, cada vez que la embarcación se acercaba a ella, deponían su actitud y escondían sus aparatos, lo que supone que no las deben tener todas consigo”.
Y el alcance de la denuncia no podía ser más claro: “la ausencia de la Guardia Civil de la Mar, se supone que es debido a las órdenes recibidas [...] y si la semana pasada decían los políticos que en el momento que se les viese operar les detendrían, se ha vuelto a comprobar que no es cierto y que el Odyssey trabaja con plena impunidad”.
Hallazgo
El seguimiento continúa, detectando Pipe Sarmiento desde su embarcación cómo “la extracción la dejaban para la noche, librándose así de testigos molestos”, y cómo, en una información del 17 de enero de 2006, destapa el anuncio realizado por la compañía norteamericana del hallazgo del tesoro de lo que se suponía que era el Sussex.
La precisión de la información acerca de este hallazgo es también meridiana, como se demostró en la edición
del 20 de enero de 2006, en la que aparecía en una fotografía submarina de los restos hallados por Odyssey.
Las informaciones detalladas que, día tras día, ofrece EL FARO sobre el asunto comenzaron a generar reacciones, con las primeras protestas en la comarca. Finalmente, el 27 de enero de 2006, Exteriores suspende la actividad del Odyssey.
Extracción
Estas noticias abrieron paso a un contencioso que se prolongaría durante un año. Las informaciones publicadas en EL FARO sirvieron para atraer la atención política nacional e internacional acerca de la actividad del Odyssey, pero finalmente no impedirían, pese a los pormenorizados datos de su investigación, que se produjera el expolio.
Así, el 19 de mayo de 2007, Pipe Sarmiento y Manuel Gutiérrez publican una noticia en la que advierten que “unas 17 toneladas de monedas de plata y oro, valoradas en 370 millones de euros, han sido extraídas por buceadores ‘cazatesoros’ de Florida, en lo que puede ser el más rico resto arqueológico submarino descubierto hasta ahora”.
“[…] La compañía Odyssey Marine Exploration, con sede en Tampa, en la costa oeste de Florida, informó de que recientemente trajeron a Estados Unidos contenedores con las monedas extraídas del fondo del mar: un total de 500.000 piezas que esperan alcancen en el mercado un precio de 740 euros cada una. El tesoro fue embarcado en un avión Boeing 757 de North American Airlines en Gibraltar y fue enviado directamente desde el Peñón al aeropuerto John Fitzgerald Kennedy de Nueva York”.
Había estallado el caso Odyssey. Todo lo que vino después formó ya parte de un proceso judicial que concluyó ayer con el final feliz del regreso de las monedas a España, que quizás nunca hubiera salido del país si se hubiera tenido en cuenta la investigación de EL FARO.
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