Javier, como muchos de los casos que se ha encontrado en reuniones y foros, adquirió participaciones preferentes y obligaciones subordinadas confiando en el director de su sucursal “de toda la vida”. Les comunicó que los ahorros de su familia los trasladaría a otra entidad a plazo fijo y Cajasol les ofreció un producto incluso con más rentabilidad. “Y cuando tú quieras lo sacas”, le prometieron.
Sólo tiene las órdenes de compra, ni siquiera le hicieron el test de idoneidad obligatorio “porque era diplomado”. Si un viejo va a comprar un Ferrari, tienes que saber que sabe conducirlo, porque no es un coche cualquiera, ejemplifica para reflexionar que ni él leyó lo que firmó ni lo hubiera entendido.
Como en otros casos, sólo le dan un 40%: 27.000 euros de los 36.000 -24.000 en subordinadas-. “En Santander lo han devuelto, en La Caixa han pagado el 70% en obligaciones subordinadas y el 30% en bonos convertibles en acciones a 10 años”. Con Cajasol tendrán que esperar, aunque si canjea, no renunciará a emprender acciones legales y sus abogados denunciarán la venta inicial del producto.
“Confié en ellos”, lamenta, aunque señala que los empleados “ni sabían lo que estaban vendiendo”, pero son la cara visible y ahora algunos “tienen hasta amenazas de muerte, porque han engañado a medio pueblo”. “Cajasol no puede asumir 2.000 juicios, más con el dinero que cuesta la confianza”, dice.
Hoy, reunión en Banca Cívica
Los trabajadores de Banca Cívica esperan que en la reunión de hoy la dirección les remita información fiable de la situación de la entidad tras anunciar un recorte en la plantilla de 1.484 empleados.
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