El BCE había subido los tipos de interés en un cuarto de punto en dos ocasiones este año, en el mes de abril y en el mes de julio, después de que hubieran permanecido en el 1%, su mínimo histórico, desde el mes de mayo de 2009 con el objetivo de apoyar la recuperación de la economía de la eurozona.
Al final, en la decisión del BCE volvieron a pesar más las sombrías previsiones económicas que la estimación adelantada de inflación de la zona euro, que prevé una tasa para noviembre del 3% por tercer mes consecutivo, por encima del objetivo de inflación del 2%.
Asimismo, la atención también se centrará en la rueda de prensa del presidente del BCE con el objetivo de comprobar si anuncia alguna nueva medida no convencional y cuál es el mensaje que envía a los líderes europeos reunidos este jueves y viernes en Bruselas para buscar una solución definitiva a la crisis de deuda.
En su comparecencia en el Parlamento Europeo del pasado jueves, Draghi pidió a los Gobiernos de la UE un "nuevo pacto fiscal" para recuperar la credibilidad ante los mercados y frenar la crisis de deuda, aunque también abrió la puerta a aumentar la compra de bonos de los países con problemas, como España o Italia, si de la cumbre salen compromisos claros de ajuste.
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