Cientos de personas se agolpaban el viernes en las tribunas del Campeonato de Carreras Aéreas de Reno, una cita anual para amantes de la aviación y las piruetas aéreas, cuando el avión de combate Mustang P-51, utilizado en la Segunda Guerra Mundial, sorprendió a todos los presentes con una violenta maniobra de elevación.
Lo que sucedió fue una inevitable y brusca caída que mató a siete personas en el momento y dejó a decenas de otras heridas, según confirmó ayer el subjefe de policía de Reno, Dave Evans.
El piloto del caza, Jimmy Leward, falleció al instante junto a seis de los espectadores que se encontraban en las gradas. Otras dos personas que fueron trasladadas a un hospital local perdieron la vida.
El sábado, y después de varias intervenciones quirúrgicas, 24 pacientes habían sido dados de alta de los centros médicos de urgencia, y otros 17 permanecían hospitalizados.
Un equipo de la Oficina Nacional de Seguridad en el Transporte acudió ayer a Reno para ayudar a la policía estatal y a la Administración Federal de Aviación en la investigación de las causas del accidente.
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