Obama ha abierto nuevamente su discurso con una cita bíblica, con la que ha querido reflejar los cambios que han acontecido en el país norteamericano en la última década. "El llanto puede durar toda la noche, pero la alegría vendrá por la mañana", ha reseñado.
En este sentido, el presidente ha destacado que estos diez años narran "una historia de resistencia", ya que el país ha conseguido recuperarse, al tiempo que ha celebrado las repercusiones positivas que estos atentados han tenido en los estadounidenses.
"Hace diez años, Estados Unidos se enfrentó a una de sus noches más oscuras (...) Hoy es importante recordar lo que no ha cambiado. Nuestro carácter como nación no ha cambiado. Nuestra fe --en Dios y en los demás-- no ha cambiado. Nuestra fe en Estados Unidos únicamente se ha fortalecido", ha aseverado.
En concreto, ha subrayado los vínculos surgidos entre los estadounidenses, independientemente de su origen y condición. "Hemos fortalecido nuestros lazos, no hemos sucumbido a la desconfianza ni a la sospecha. (...) A pesar de todo, nuestros ciudadanos todavía son libres para expresar sus opiniones y nuestras almas todavía pueden enriquecerse en iglesias, templos, sinagogas y mezquitas", ha agregado.
No obstante, el presidente ha aludido también a los cambios operados en el país tras el 11-S. "El 12 de septiembre de 2001 nos despertamos en un mundo donde el mal estaba más cerca y la incertidumbre nublaba nuestro futuro. Una década después, hemos conocido la guerra y la recesión, apasionados debates y políticos divididos", ha apuntado.
De forma especial, Obama ha aludido a las guerras de Irak y Afganistán, recordando que dos millones de estadounidenses han participado en estas misiones "para demostrar que aquellos que dañan a Estados Unidos no pueden esconderse de la justicia en ninguna parte del mundo".
"Los sacrificios de esos hombres y mujeres nos recuerdan que los costes de la guerra son inmensos, porque aunque su servicio está lleno de gloria, la guerra nunca es gloriosa", ha advertido. "Nuestra fuerza procede de nuestro compromiso de dejar esas tierras como estados soberanos; de nuestro deseo de pasar de una década de guerra a un futuro de paz", ha agregado.
Así, ha subrayado lo indicado por su antecesor en el cargo, George W. Bush, al anunciar el inicio de estas intervenciones militares. "Estados Unidos nunca irá a la guerra contra el Islam o cualquier otra religión. Los inmigrantes llegan aquí de todas partes del mundo y todos ellos han jurado fidelidad a una única bandera", ha apuntado.
Al término de su discurso, ha señalado el legado que estos atentados dejan a las nuevas generaciones de estadounidenses. "Ellos sabrán que nada puede quebrantar la voluntad de un país verdaderamente unido. Recordarán que hemos superado la esclavitud, una guerra civil, el fascismo, el comunismo, la recesión y, sí, el terrorismo", ha concluido.
Con estas palabras, Obama ha clausurado la jornada de homenajes a las casi 3.000 víctimas del 11-S, en la que ha visitado los escenarios de estos atentados: el Pentágono, Pensilvania y Nueva York. A este último, ha acudido en compañía de Bush, el entonces presidente.
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