El país amaneció con la difusión por las autoridades de un vídeo de una cámara de seguridad en el que se ve a un grupo de entre 8 y 9 delincuentes llegar a plena luz del día al Casino Royale en la norteña ciudad de Monterrey.
Con frialdad sacan unos garrafones con combustible y prenden fuego al establecimiento, ubicado frente a una congestionada avenida.
Los delincuentes, que tardaron solo dos minutos y treinta segundos en perpetrar el atentado, fueron calificados como “terroristas” por Calderón, cuyo Gobierno ha evitado hasta ahora referirse de esa manera a los grupos criminales que operan en el país y que han cometido otro tipo de crímenes atroces.
A juicio del mandatario, los autores del incendio en Monterrey, capital de Nuevo León, son “verdaderos terroristas sobre quienes debe caer no sólo todo el peso de la ley, sino el unánime repudio de la sociedad”, y que han “rebasado todos los límites no solo de la ley, sino de elemental sentido común y de respeto a la vida”.
El ataque “carece de razón y justificación”, dijo.
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