El 6 de febrero de 1833 nacía en Polanco (Cantabria) el que Marcelino Menéndez Pelayo, padre del moderno pensamiento conservador español, definiría como el mejor representante de las letras de La Tierruca (cariñosa expresión con que los cántabros denominan a su tierra, conocida también como La Montaña). Fue precisamente el gran pensador cántabro quien animó a escribir a Pereda.
José María de Pereda y Sánchez Porrúa era hijo de Juan Francisco y Bárbara Josefa, quienes alumbraron veintidós retoños, de los que tan solo nueve llegaron a la edad adulta. Tras cursar los estudios primarios en su pueblo natal, a los 11 años José María se traslada con la familia a la capital cántabra. En Santander cursa el bachillerato en el Instituto Cántabro de la calle Santa Clara, donde también estudiaron Marcelino Menéndez Pelayo, Gregorio Marañón y el poeta Gerardo Diego.
En 1852 Pereda se traslada a Madrid con la pretensión de estudiar en la Academia de Artillería de Segovia; pero el ambiente de Madrid le atrae más y opta por la literatura de teatro. En 1854 escribe su comedia "La fortuna en un sombrero", que no llegó a representarse. Regresa a Santander y al año siguiente fallece su madre, lo que sume en aguda neurastenia al escritor, agravada por la enfermedad del cólera, por lo que la familia decide enviarlo a la soleada Andalucía, donde permanece parte del año 1857.
Ya de nuevo en Santander, se inicia en el periodismo y colabora con el diario "La Abeja Montañesa", aportando al mismo temas costumbristas y críticas teatrales, bajo el pseudónimo de "Paredes". Entre 1861 y 1863 se vuelca en la creación de piezas teatrales, como "Tanto tienes, tanto vales", Palos en serio", "Marchar con el siglo" y "Mundo, amor y vanidad". La suerte no le acompaña y decide finalmente dedicarse a escribir novelas. En 1864 publica su primera obra de importancia, "Escenas montañesas", que le consagra como escritor de prestigio. Su segunda obra, "Tipos y paisajes", le reafirma en la celebridad.
En abril de 1869 contrae matrimonio con Diodora de Revilla. Posteriormente, en 1871, se inicia en la política y se presenta por el distrito de Cabuérniga como candidato a diputado del partido carlista. Su elección le hizo ganar más popularidad y amistades.
Tras abandonar la política, continúa con su labor de escritor de novelas, casi todas ambientadas en La Montaña y sus costumbres populares. El periodo comprendido entre 1878 y 1892 es el de su más rica e inspirada producción literaria. De tal época son sus novelas más conocidas: "Sotileza", "De tal palo, tal astilla", Peñas arriba", "La Puchera", "El sabor de La Tierruca", "Don Gonzalo González de la Gonzalera", "El buey suelto", "Nubes de estío", "El buen paño en el arca se vende", "Los baños del Sardinero", "Los Montálvez", "Blasones y talegas" y otras.
La trágica muerte de su hijo Juan Manuel en 1893 le sume en profunda melancolía y abandona la literatura. Tan solo a finales de ese año escribe la novela corta "Pachín González", basada en el lúgubre suceso de la explosión del vapor Cabo Machichaco, que arribó al puerto de Santander cargado de dinamita y causó centenares de muertos.
Aunque Pereda se relacionaba con la Real Academia de la Lengua desde 1872, no fue hasta 1897 que pronunció su discurso de ingreso como miembro de la misma. En 1903, la boda de su hija en Jerez de la Frontera le hizo recobrar ánimos; pero al año siguiente sufrió una apoplejía, a consecuencia de la cual falleció el 1 de marzo de 1906 en Santander.
Su novela "Sotileza" refleja la dura vida de los pescadores. "Sotileza" es el apodo de Casilda, huérfana recogida en adopción por un matrimonio de pescadores. El nombre "Sotileza" resulta muy apropiado para una calle de Torremolinos, cuyo barrio de pescadores, La Carihuela, gloria internacional del "Pescaíto" frito, se hermana a través del mar con aquellos otros barrios pejinos del viejo y nostálgico Santander, cuna y palabra de la excelsa lumbrera de las letras montañesas que fue José María de Pereda.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es