Garitano, acompañado por otros diputados guipuzcoanos de Bildu y por la presidenta de las Juntas Generales, Lohitzune Txarola, se trasladó ayer a Azpeitia para tomar parte en el tradicional acto que se celebra frente al Ayuntamiento y la posterior comitiva de autoridades que va hasta la basílica de Loyola, donde tuvo lugar una misa oficiada por el obispo donostiarra, Jose Ignacio Munilla, a la que los integrantes del gobierno foral no asistieron.
Frente al templo, como otros años, se concregaron un centenar de familiares de presos de ETA, que coreaban consignas a favor de los reclusos y que fueron saludados por el diputado general y el alcalde del municipio, Eneko Etxeberria (Bildu), quienes fueron recibidos entre vítores y aplausos por los manifestantes.
El resto de autoridades, encabezadas por la consejera vasca de Educación, Isabel Celaá, sí acudieron a la misa, en la que Munilla pidió a ETA que exprese su “arrepentimiento”.
Mientras se celebraba la misa, Garitano pidió, en declaraciones a los periodistas, “la inmediata derogación de la doctrina Parot, que es la cadena perpetua, el fin de la dispersión, la puesta en libertad de los presos que están enfermos y de aquellos que estén en condiciones de alcanzar la libertad condicional”.
El fin de eta
La lehendakari en funciones, Isabel Celaá, pidió ayer a Bildu que “hable claro y fuerte pidiendo la disolución de ETA”.
Celaá hizo estas declaraciones a los periodistas al término de la misa de Loyola. Celaá reconoció que realizar la comitiva con un diputado general de Bildu supone un “paso” hacia la normalización política y social, en la que se han dado “varios pasos importantes este año, pero falta el esencial, que es la desaparición de ETA”.
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