Unas veinte chicas se reúnen tres veces por semana bajo las gradas del estadio para practicar un deporte poco habitual en el país y casi inédito para las mujeres.
“Iniciamos este club hace cuatro años porque había un grupo de chicas que querían boxear y, también, porque queríamos mostrar al mundo lo que pueden ser un nuevo Afganistán y sus mujeres”, explica el vicepresidente de la Federación Afgana de Boxeo, Hamidulá Hamidi.
A pesar de que no participan en combates oficiales, las jóvenes disfrutan de ese espacio de libertad y diversión sin descuidar la disciplina del entrenamiento.
La mayoría tienen un referente común: Layla Alí, la hija de Muhammad Alí, el gran boxeador musulmán.
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