Ayer, algunos de los acusados usaron su derecho al alegato final, en el que se reafirmaron en su lucha por la educación pública. También recordaron el retraso del juicio, que se ha celebrado casi diez años después. Algunos incluso dieron las gracias a la jueza por permitir que se quiten “esta peso de encima”.
Durante las declaraciones todos los acusados negaron haber roto ninguna de las tres puertas. Uno de ellos incluso ha demostrado que en el momento de los hechos estaba haciendo un examen. Todas las defensas han pedido la absolución.
Pero el Fiscal por su parte los sigue acusando de desórdenes públicos y daños, aunque por la “dilación indebida” del proceso ha reducido de un año a cuatro meses la petición de cárcel.
Uno de los acusados recordó a la jueza que él ya había sido condenado por tales hechos. "Me expulsaron durante cinco años, que en realidad han sido siete, cuadno me faltaban sólo tres meses para terminar la carrera", expuso.
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