Notas de un lector

Poesía para pequeños lectores

La Concejalía de Educación del Ayuntamiento de Orihuela y Faktoría K convocaron en 2010 el III Premio Internacional “Ciudad de Orihuela” de Poesía para Niños.. El Jurado eligió una obra de Beatriz Giménez de Ory, titulada “Los versos del libro tonto”, que también pudo haberse titulado -dicho sea con la mejor intención- “El libro de los versos tontos”.


De Giménez de Ory conocíamos algunos relatos, pero ningún poema. Madrileña del 72 y profesora en un Instituto de la capital, ha concebido este poemario con espíritu lúdico -“el Jurado valoró que se trata de un texto circular que invita al juego poético”, según se nos dice-, estructurándolo en un principio (cuatro poemas) y un final (tres), y en medio tres apartados, con seis poemas cada uno. En ese principio se cuenta cómo “El libro tonto” tropieza, cae, se abre y sus trescientos versos se desparraman en la arena y, libres, huyen por el aire, el mar y la tierra. Los primeros se los traga un gallo veleta; los segundos van a parar a las manos de la sirena Flora; los terceros, los encuentra en la basura un sucio escarabajo pelotero. En el tramo final, los versos dispersos vuelven poco a poco al libro tonto, que se muestra por ello muy feliz.
Sabe la autora manejar metro y rima, pero lo hace sólo a ratos: quiero decir que cuando romancea, cuando la asonancia parece encauzar la composición, rompe ritmo y rima (o la torna consonante) y atiende más al juego versal, a lo que la leve línea argumental le marca, y echa adelante sin reparos. No hay, pues, rigor formal, porque la poetisa lo elude adrede, quizá para que el pequeño lector siga más pendiente del qué que del cómo. ¿Y por qué no?

La chilena Paloma Valdivia, muy experta en estos menesteres, ilustra con gracia y sencillez el volumen, que Faktoría K edita con su habitual buen gusto.

Junto con él, recibo otro libro que tiene muchos puntos de contacto con aquel: idéntica procedencia -mención especial en el premio fallado en 2009-, idéntica editorial, y un mismo modo de entender el poema infantil, esto es, conocimiento de las formas, pero sin ajustarse a ellas demasiado; actitud lúdica, temática uniforme. Hablo de “La hora de los relojes”, de Fran Nuño, vasco asentado en Sevilla, escritor, librero, animador cultural… y autor de “El libro del pequeño lector”, protagonista, en 2008, del “Día de la Lectura en Andalucía”.

Como su título anuncia, aquí el protagonista es el tiempo. Y su marcador, quien pretende, inútilmente fijarlo: el reloj, los relojes: de cuerda, de sol, de luna, de juguete, de arenas, de pared, de bolsillo, de la estación, de la cocina, de la torre… Componen el conjunto treinta y tres poemas, uno de los cuales me permito reproducir, como ejemplo de una manera de poetizar. Se trata del titulado, “Clase de geometría de las tres”, y dice así: “Tres menos cuarto:/ ángulo llano./ Tres menos diez:/ ángulo obtuso./ Tres en punto:/ ángulo recto./ Tres y cinco:/ ángulo agudo”.
Precisamente, la geometría preside el hacer -el buen hacer- del ilustrador, Enrique Quevedo, gaditano también afincado en Sevilla y licenciado en Bellas Artes, perfeccionista en sus trazos, minucioso constructor de sus deconstrucciones.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN