El periodista Manuel Chaves Nogales (1897-1944) es un sevillano ilustre, pero hasta hace relativamente poco se ignoraba que era un sevillano ilustre, e incluso no se sabía casi nada de él. Fue coetáneo de González Ruano, de Julio Camba, de Josep Pla y, como cualquier otro de aquella generación de periodistas sublimes, llegaba al café y pedía al camarero ‘recado de escribir’ (tintero y cuartillas), y escribía en una mesa del local entre el rumor de las tertulias, el humo de los cigarrillos, y el acogedor olor a café con leche, un artículo brillante para el periódico del día siguiente. Publicó mucho, viajó de manera incansable, y cayó en el olvido. Como se menciona en el programa de la obra ‘El maestro Juan Martínez que estaba allí’, estrenada en el madrileño Teatro de La Abadía, Chaves Nogales “está protagonizando uno de los acontecimientos más impactantes de recuperación literaria que se ha producido en España recientemente”.
Este monólogo se basa en el libro (publicado por Libros del Asteroide, 320 páginas) que narra la historia de Juan Martínez, “un chulillo madrileño nacido en Burgos”, cantaor y bailaor de flamenco junto a su compañera Sole (“el flamenco es muy grande”), que actuaba felizmente en cabarets parisinos, pero empezó la Segunda Gran Guerra y tuvo que huir a Rusia, donde le alcanzó la revolución bolchevique. Es la historia de un superviviente, que recurre a la picaresca para salvarse, que busca ganarse la vida a taconazos sobre un escenario, mientras le persiguen el hambre, los cañonazos, la muerte, y el miedo, mucho miedo. Chaves Nogales conoció después a Martínez en París y decidió plasmar su historia. El libro no se sabe si es un reportaje largo, una crónica novelada, o una novela, pero ahora se ha convertido en un interesante monólogo teatral que el veterano actor Miguel Rellán interpreta con sobriedad, al servicio del texto, y contenido en los gestos. El texto es riquísimo, deslumbrante a veces, pero ha sido recortado, por lo que se pierden numerosas descripciones del horror que trazó el autor. Pero están las sangrientas revueltas que Martínez padeció en su periplo por Moscú o Kiev. “Todas las horas del día y la noche pasando miedo, un miedo oscuro, que le impedía a uno vivir”. El conflicto arrancó entre gritos de “¡viva la guerra!”. Juan Martínez, en una de sus huidas, lo primero que intentó salvar fue la guitarra. Es una fabulosa historia escrita por un periodista andaluz, olvidado y, afortunadamente, recuperado. Chaves Nogales está aquí.
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