El antiguo conjunto de cristalizadores, que presentaba un avanzado estado de abandono y de colmatación, ha sido dragado hasta su nivel original y posteriormente se han instalando varias compuertas de regulación de agua, para mantener la altura óptima y así procurar alimento a las aves y seguridad a la nidificación, que ha de producirse en las zonas más elevadas.
La puesta en marcha del proyecto ha supuesto una explosión de vida que ha mostrado el potencial biológico de la zona, ya que en la actualidad nidifican muchas aves consideradas como amenazadas. Poblaciones de especies como chorlitejo patinegro, avoceta, charrancito, cigüeñuela, alcaraván o archibebe común han sufrido importantes disminuciones en la última década del siglo XX y el proyecto supone un refugio para estas aves. La evolución de la comunidad reproductora de aves en la salina ha sufrido una transformación muy significativa, pues en años anteriores era inexistente por la falta de condiciones para la nidificación. La inversión ha sido de 50.000 euros.
Otro aspecto muy importante de este proyecto es que se ha llevado a cabo con la implicación y formación de los voluntarios del Parque Natural Bahía de Cádiz, que están colaborando periódicamente en las tareas de gestión y mantenimiento de la zona (tomas de marea y de muestras, control de nidificación, pequeñas reparaciones, etc.). Se espera que durante al menos un año, se formen personas que posteriormente puedan gestionar este espacio de 25 hectáreas de superficie.
La salina La Matilde puede ser además un potencial para el turismo ornitológico. La presencia de especies singulares en diferentes fases de su ciclo vital, la accesibilidad de la zona, su cercanía a núcleos urbanos y a dotaciones de uso público, permiten pensar en un posible uso para el turismo ornitológico. Existen asociaciones interesadas en una posible explotación ordenada del espacio.
Las salinas suponen un espacio vital para las miles de aves que viven en el Parque Natural Bahía de Cádiz. Este parque es uno de los humedales más importantes de la Península Ibérica y un enclave ornitológico de importancia internacional con más de 6.000 aves en reproducción y una posición estratégica en las rutas migratorias. Las salinas tienen por tanto una importancia trascendental desde el punto de vista ornitológico como lugares de cría, alimentación y descanso de las aves.
La extracción de sal ha sido, junto con la pesca de bajura y el marisqueo, el aprovechamiento más tradicional de la Bahía. Sin embargo, actualmente más del 30 por ciento de la superficie de salinas del parque se encuentra en grave estado de abandono. Esta era la situación en la que se encontraba la salina La Matilde antes de que fuese recuperada por la Consejería de Medio Ambiente.
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