Árcángel, pese a su juventud (tan sólo tiene 34 años), abandonó hace tiempo el grupo de los jóvenes talentos para convertirse en figura del cante. Después de prestar su voz a los grandes bailaores, de colaborar con cantaores de la talla de Jesús Cayuela, Mario Maya, o el desaparecido Enrique Morente, llegaron sus discos en solitario: Arcángel (2001), La calle perdía (2004) y Ropavieja (2006). Entre tanto, también experimentó con otros géneros, maduró su cante y su forma de ver la vida para llegar a la conclusión de que como más a gusto se siente sobre los escenarios es siendo él mismo.
Con este empeño, con el de “transgredir y luchar contra las estructuras ya hechas y consolidadas”, según el propio artista, nace su cuarto trabajo en solitario, Quijote de los sueños, disco que todavía no ha visto la luz, pero del que dejará entrever pequeños retales durante su actuación en el Teatro Quintero (mañana y pasado) con el espectáculo Olor a Tierra.
“Los modelos siempre van a existir, pero, aunque en el mundo del flamenco es difícil que te dejen pensar como tú quieres, he aprendido que no me quiero poner límites. No quiero dedicarme a imitar o a reproducir lo que otros ya han hecho con anterioridad. Eso no es el flamenco para mí. Se trata de recoger el legado de los maestros y de intentar navegar hasta donde uno quiera llegar”, señala.
Viaje hasta lo transgresor
A pesar de su lucha contra el purismo, concepto que no entiende ni comparte porque, para él, el purismo no significa “ni lo mejor ni lo único” sino algo “limpio, profundo y con carácter que se toma y te permite mostrar tu personalidad”, el cantaor onubense no olvida nunca las raíces de este arte. De ahí, Olor a tierra, el nombre del espectáculo que ofrecerá en el Quintero, con el que mezclará vanguardia y tradición. “Para mí el olor a tierra es carácterístico, un recuerdo que permanece inalterable en mi mente desde la infancia”, señala.
La necesidad de Arcángel de buscar de forma constante nuevos sonidos y matices en el flamenco queda plasmada en este espectáculo, donde el artista realizará un viaje desde lo más tradicional a lo más transgresor, a través de bulerías, soleares, alegrías y fandangos, entre otros, a los que ha dado un tratamiento distinto, “sin llegar a cometer locuras” y en donde, incluso, se ha atrevido a ponerle música a algunos poemas del escritor Juan Cobos, un “reto y honor” para el onubense, que llegará acompañado por Miguel Ángel Cortés y Daniel Méndez a la guitarra, y de Agustín Diassera en la percusión.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es