El grupo conservacionista Agaden ha manifestado su "absoluto rechazo" al proyecto de la presa de Gibralmedina, una infraestructura que, lejos de resolver los problemas hídricos y de inundaciones del río Guadiaro, supondrá un grave impacto ambiental y agravará las tensiones sociales y económicas en la comarca del Campo de Gibraltar.
El proyecto, presentado con un presupuesto de 600 millones de euros, plantea embalsar agua en terrenos entre Jimena y Gaucín. Sin embargo, esta infraestructura tendría consecuencias desastrosas para el ecosistema del Guadiaro, uno de los últimos ríos vivos de Andalucía. La presa interrumpiría los flujos naturales del río, destruyendo hábitats críticos para numerosas especies y alterando la dinámica ecológica que lo convierte en un enclave único en la comarca y RED NATURA.
Lejos de evitar las inundaciones, esta obra no aborda las verdaderas causas del problema: la degradación ambiental del cauce y la eliminación ilegal de vegetación de ribera para favorecer la expansión de cultivos superintensivos como el aguacate. La tala de árboles y vegetación de ribera ha reducido drásticamente la capacidad del río para retener y frenar el agua durante episodios de lluvias intensas, aumentando el riesgo de inundaciones en zonas vulnerables. En lugar de invertir en una infraestructura faraónica, lo urgente es restaurar y proteger el entorno fluvial para recuperar su capacidad natural de regulación y amortiguación.
Además, el agua almacenada en la presa se destinaría no solo al riego agrícola, sino también al abastecimiento de campos de golf y jardines en la Costa del Sol, perpetuando un modelo de desarrollo insostenible. Este uso desigual e injusto del agua prioriza los intereses turísticos y urbanísticos por encima de las necesidades ambientales de la cuenca, contribuyendo al colapso hídrico de la comarca.
El fomento del cultivo superintensivo de aguacates, directamente vinculado a la construcción de esta presa, está llevando al Guadiaro al borde del colapso en verano. Este modelo de explotación intensiva consume enormes cantidades de agua, agota los suelos y aumenta la vulnerabilidad ambiental de toda la cuenca. La expansión de estos cultivos, lejos de ser una solución económica sostenible, supone un riesgo grave para el equilibrio hídrico y ecológico de la zona.
Por último, queremos señalar la preocupante pasividad del Ayuntamiento de Jimena ante este proyecto y otros problemas ambientales de gran magnitud en la comarca. Este equipo de gobierno está consolidando un legado de negligencia que pasará a la historia como el más pasivo en la defensa del medio ambiente. Su falta de oposición a la presa, su respaldo al cultivo superintensivo de aguacates, organizando incluso unas jornadas, y su negativa a declarar una suspensión temporal de licencias para instalaciones fotovoltaicas –permitiendo una expansión masiva y descontrolada de placas solares– son decisiones que hipotecan el futuro de Jimena y su entorno natural.
Desde AGADEN-Ecologistas en Acción exigimos al Ayuntamiento de Jimena que asuma su responsabilidad y adopte una postura firme contra la presa de Gibralmedina, al tiempo que exigimos a la Junta de Andalucía que impulse políticas efectivas para proteger el río Guadiaro, restaurar los ecosistemas fluviales y garantizar un desarrollo economico verdaderamente sostenible.
El Guadiaro no necesita una presa; necesita respeto, restauración y una gestión responsable.
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