La Fiscalía acusa a esta banda de siete hombres y una mujer, la mitad de ellos emparentados entre sí, de cinco robos violentos en polígonos industriales y establecimientos ubicados en su mayoría en el área metropolitana de Granada, en uno de los cuales estuvieron a punto de matar a una de sus víctimas, por lo que les atribuye una tentativa de homicidio además de un delito contra la salud pública y otro de depósito de armas y municiones de guerra, entre otros.
En la primera sesión del juicio, celebrado en la Audiencia de Granada, el presunto cabecilla, José R.M., de 51 años, lo ha atribuido todo a “una trama” en su contra.
“Alguien está intentando echarme ese muerto”, manifestó ante el tribunal tras considerar que “el único error” que cometió fue recoger una bolsa con un arma que encontró una noche en la puerta de su casa y que tenía intención de entregar a la mañana siguiente a la Guardia Civil cuando fue detenido con ella.
“No debí haber metido el arma en casa. Debí haberla entregado inmediatamente a la Guardia Civil”, indicó el acusado, que negó “totalmente” cualquier participación en los hechos.
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