Las lluvias no permitieron que los días previos a la conmemoración de los Difuntos se pudieran realizar con normalidad las clásicas y necesarias tareas de limpieza y adecentamiento en el cementerio municipal de San Miguel. Por esa razón posiblemente el mismo viernes se llenara de familias cada rincón del camposanto para dar lustre a los nichos y panteones donde yacen los restos de los seres queridos. Escaleras, cubos, escobas, detergentes… para escamondar cada espacio para la eternidad, y flores que no falten. De hecho, la primera imagen del día fue el gran puesto de venta de flores a la entrada del mismo cementerio, el trasiego de taxis y la Policía Local regulando una circulación complicada por la falta de aparcamiento.
La avalancha de personas lo provocó así en una jornada donde el sol fue agradecido tras los días más lluviosos en lo que se lleva de este histórico otoño que tan profundo dolor ha infringido a la sociedad española por lo ocurrido en Valencia y Castilla La Mancha. Esa imagen multitudinaria se produjo durante toda la mañana y parte de la tarde, con la que los arcenses expresan su cariño a quienes duermen por siempre en el cementerio, en ese templo de la eternidad símbolo del irremediable ciclo de la vida.
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