Corría el mes de mayo de 1977. El Cádiz CF buscaba en Getafe al menos un empate que en la jornada siguiente le hiciera depender de sí mismo. Era el Cádiz de Carvallo, de Villalbita, Barrachina, Bocoya, Mané, Ibáñez, Quino y nuestro gran portero Santamaría. Mi padre me llevó, con apenas 13 años, y allí pude vivir ese empate soñado. La tarde del 5 de junio de 1977 se derrotó en casa al Tarrasa (2-0) gracias a los goles de Villalba y Ortega.
Nuestro club, por primera vez en su historia, ascendió a la máxima categoría de fútbol nacional. El cartel que anunciaba el partido citaba la celebración del mismo en un lacónico “Estadio Carranza”. Creo que la premonición de ese nombre, así recogido, marca señera del de nuestro Estadio, nos sirve casi 50 años después en que vuelve el debate sobre el nombre que se cambió con un pésimo proceso ejecutado por el anterior Ayuntamiento.
La Plataforma “Estadio Carranza” vino luchando contra el mismo que obviaba el sentir mayoritario de la afición de que el nombre del Estadio siguiera siendo el de Carranza, sin incumplir la Ley de Memoria Histórica. En ese proceso se recibieron apenas 1.000 votos, de los que un 25% (es decir 250 votos) decidieron el nombre, contrastando con lo manifestado por más de 3.000 gaditanos en una primera recogida de firmas, en el proceso de búsqueda de propuesta de nombres (más de 600 que proponían Estadio Carranza sin que el Ayuntamiento lo permitiera) y en los votos recibidos en una dirección de correo electrónico (1.400). Es por ello que ya en su día la plataforma Estadio Carranza criticó la escasísima participación y los pocos votos recibidos que parecían legitimar el cambio, demostrando a las claras que el autoritarismo y la falta de democracia estaba precisamente en los que se les llenaba la boca acusando a los defensores del nombre “Estadio Carranza” de apoyar el franquismo y de ser unos trasnochados.
El Cádiz CF y el actual Ayuntamiento van a enmendar un injustificado cambio que nunca debió producirse, salvando lo que algunos critican por un pretendido incumplimiento legal poco sustentado. Carranza es una marca. Estamos pasando una mala racha en lo deportivo y el cadismo no está para divisiones en temas menores y éste lo es, pese al empeño que algunos ponemos en volver a las esencias y otros en sacar el hacha de enfrentamientos políticos desfasados. Por ello, creo que la solución propuesta es la mejor. Esperemos que la celebración de los 50 años del histórico ascenso sea ya en el Carranza.
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