La Fiscalía ucraniana investiga la ejecución de otros dos soldados ucranianos que se habían rendido el pasado viernes a manos de militares rusos, junto a la localidad de Selidove de la región oriental de Donetsk, al tiempo que las autoridades de Kiev denuncian un incremento de los fusilamientos de prisioneros de guerra desde el comienzo de 2022.
Según un comunicado publicado este martes por la Fiscalía, los militares rusos responsables de la ejecución obligaron a los dos ucranianos desarmados a tumbarse en el suelo boca abajo “y les dispararon desde cerca con armas automáticas”.
El Defensor del Pueblo ucraniano, Dmitró Lubinets, reveló recientemente que su oficina y la Fiscalía tienen constancia de la ejecución, desde el comienzo de la invasión a gran escala rusa, de 102 prisioneros de guerra ucranianos.
La Fiscalía ucraniana explicó este mes que ocho de cada diez del total de ejecuciones registradas hasta ahora se han producido en 2024. Según la Fiscalía, los fusilamientos comenzaron a incrementarse en noviembre de 2023, cuando “se produjo un cambio tangible a peor en la actitud de los soldados rusos” hacia los prisioneros de guerra ucranianos.
Un campo de batalla “transparente”
Ucrania obtiene habitualmente vídeos de estas ejecuciones de fuentes abiertas, ya que en ocasiones son publicados por los propios militares rusos en redes sociales, o a través de sus propios aparatos no tripulados.
“Tenemos el campo de batalla más transparente que se haya conocido en el mundo debido a la saturación de drones con cámaras de alta resolución, y podemos observar muchas situaciones en las que los rusos están matando a nuestros soldados después de que éstos se hayan rendido”, afirmó el portavoz del órgano estatal ucraniano encargado de los prisioneros de guerra, Petró Yatsenko.
¿Una política “deliberada”?
El Defensor del Pueblo ucraniano asegura que las ejecuciones de soldados ucranianos responden a una política “deliberada”.
Según Yatsenko, el portavoz de la estructura estatal ucraniana que gestiona los asuntos de los prisioneros de guerra, numerosas grabaciones de conversaciones entre mandos militares rusos muestran que las órdenes no vienen de los comandantes desplegados sobre el terreno, sino desde más arriba.
Esta supuesta política del Ejército ruso tendría, según Yatsenko, tres objetivos.
Al obligar a sus soldados a cometer estos actos de crueldad gratuita, los mandos rusos hacen pensar a sus militares rasos que sufrirán la misma suerte si se entregan a las tropas ucranianas, lo que les estimula a no desertar o rendirse y a aceptar seguir siendo utilizados como carne de cañón para el avance ruso, dice Yatsenko.
Trasladar a la retaguardia a los soldados enemigos capturados, continúa Yatsenko, obliga a invertir tiempo y recursos que desvían al Ejército ruso a su meta de conquistar a cualquier precio todo el territorio ucraniano posible, por lo que ejecutar a prisioneros de guerra es considerada en ocasiones la opción más conveniente.
Por último, los fusilamientos buscan intimidar a los soldados ucranianos haciéndoles pensar que serán ejecutados si son capturados aunque hayan decidido rendirse.
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