Se sienten como David contra Goliat, un grupo de vecinos de pequeños municipios onubenses contra un gigante como es Sandfire Matsa. No están en contra de la actividad minera, de hecho, corre por sus venas, pero no están dispuestos a que sea a cualquier precio.
La futura construcción de una balsa de residuos mineros en Valdelamusa ha roto la paz social en la zona y ha hecho que vecinos de esta pedanía de Cortegana, y de otros municipios del entorno como El Cerro de Andévalo, La Zarza, Calañas o La Mora, respaldados por Ecologistas en Acción, hayan decidido dar un paso al frente y plantar batalla ante un proyecto que, sin embargo, cuenta con la Autorización Ambiental Unificada (AAU), otorgada por la Junta de Andalucía.
Tal y como explican en el argumentario de una recogida de firmas en la plataforma Change.org, donde ya han recabado más de 4.000 apoyos, se trataría de “la mayor balsa de residuos tóxicos de la minería moderna”, una balsa que “tendría capacidad para más de 15 millones de metros cúbicos de residuos peligrosos, ocupando 130 hectáreas a escasos 500 metros de nuestro hogar”.
Este grupo de vecinos alerta de que la construcción de esta balsa en esa ubicación supone serios riesgos: “Estudios recientes demuestran que los residuos contaminarán en gran medida el barranco del Tamujoso, el cual recorre gran parte de la provincia hasta desembocar en la ría de Huelva. Esto pondrá en riesgo nuestras reservas de agua, tanto para beber, para regar, como para cualquier otro uso esencial”.
A ello habría que añadir “la liberación de partículas tóxicas al aire, lo que conlleva un aumento significativo en enfermedades mortales como diversos tipos de cáncer, problemas respiratorios, abortos, malformaciones y muchas otras afecciones graves”.
“Esta es nuestra tierra, la que nos ha visto nacer, y no podemos quedarnos de brazos cruzados mientras la destruyen. Queremos vivir aquí en paz, de manera saludable, y dejar un futuro seguro para nuestras generaciones. Si permitimos que este proyecto avance, estamos comprometiendo la vida misma de nuestros pueblos”, aseguran estos vecinos.
Por ello, insisten en que habría que buscar otra ubicación para esta balsa, y que estuviera más alejada de núcleos de población.
Aunque saben que la misión es complicada, están dispuestos a todo, y para ello, el primer paso es constituirse en asociación, proceso en el que están inmersos actualmente.
Mientras, de manera individual han presentado recursos de alzada a la modificación de la AAU, han iniciado la campaña de la recogida de firmas y han recurrido al Defensor del Pueblo y al Parlamento Europeo.
También han pedido una reunión con la alcaldesa de Cortegana, aunque siguen a la espera, y van a acudir a los próximos plenos del a Diputación y el Parlamento andaluz (en la primera semana de noviembre). Y, por supuesto, no descartan la vía judicial si fuera necesario.
Ante este rechazo vecinal, que también se ha trasladado al plano político, pues la pasada semana IU reclamaba una ubicación alternativa para la balsa minera, desde Sandfire Matsa han salido al paso y han asegurado que “la instalación de gestión de tailings en la provincia de Huelva ha sido proyectada de acuerdo con las normas más exigentes” y que “se ha sometido a un riguroso proceso de evaluación medioambiental” y a un proceso de información pública que “ha incluido la participación de las comunidades locales”.
Además, insisten en que llevan a cabo una “gestión segura de las instalaciones de residuos mineros, que garantiza la protección de las personas y el medio ambiente”.
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