Diez años después de la asamblea fundacional de Podemos, aquel Vistalegre I que sitúo en el centro del panorama político a unos recién llegados como Pablo Iglesias o Íñigo Errejón, el partido que hoy dirige Ione Belarra lucha por resistir tras perder de forma progresiva poder institucional y territorial.
Dos de aquellos protagonistas y cofundadores de Podemos, Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero, reflexionan para EFE sobre lo conseguido desde entonces y los errores cometidos.
La "osadía" de fundar un partido político
El 18 y 19 de octubre de 2014 Podemos sentaba las bases del partido en su asamblea fundacional, que también sirvió de escenario para la primera batalla ideológica interna entre el equipo de Iglesias, Errejón, Juan Carlos Monedero, Carolina Bescansa y Luis Alegre, y el de la Izquierda Anticapitalista, liderado por Teresa Rodríguez y Pablo Echenique.
El encuentro, al que asistieron más de 7.000 personas -lejos de los simpatizantes que hoy reúne Podemos en sus actos-, fue el chute de energía que necesitaban tras haber logrado cinco escaños en su estreno en las elecciones europeas. En 2016 llegaron a tener 71 diputados en el Congreso, en el que hoy sólo cuentan con cuatro.
El Podemos de Pablo Iglesias vivió otro momento cumbre con su entrada en el Gobierno de Pedro Sánchez tras las elecciones generales de 2019, formando el primer Ejecutivo de coalición de la democracia, en el que ya tampoco están después de haber roto todas sus alianzas con Yolanda Díaz y Sumar.
Íñigo Errejón, actual portavoz de Sumar en el Congreso, considera que Podemos no consiguió después de todo sus "grandes objetivos" de "democratizar" el Estado y los poderes económicos para ponerlos "en manos del pueblo". Pero, aún así, celebra la "osadía de fundar una fuerza política" tras el movimiento de indignación ciudadana del 15-M.
"Yo lo volvería a hacer en realidad. Y lo volvería a hacer porque creo que teníamos razón en el diagnóstico y, hasta el momento en el que hubo una diferencia estratégica, teníamos razón en la forma de llevarlo a cabo", comenta.
Errores que pasan factura
La fotografía de Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón, Carolina Bescansa y Luis Alegre abrazados, que se convirtió en el símbolo del Vistalegre I, ya no podrá repetirse. Con los años, los fundadores de Podemos han ido tomando caminos diferentes y ninguno ocupa actualmente cargos en el partido.
Solo dos siguen vinculados a Podemos de una forma más sentimental: Iglesias, como referente moral, y Monedero, que dirige el Instituto 25 de Mayo, relacionado con la formación morada.
"Creo que, después de estos 10 años, quizá el gran error de Podemos fue no haber sabido manejar las disensiones internas que se zanjaron invariablemente con rupturas", reflexiona con EFE Monedero.
Esas tensiones internas acabaron con Carolina Bescansa, Luis Alegre e Íñigo Errejón fuera del Podemos de Iglesias, y mientras los dos primeros terminaron por dejar la política, Errejón consumó su divorcio con la creación del partido Más País, primero, y su integración en Sumar, después.
El "acoso" a Podemos
Monedero asegura que contra Podemos "se puso en marcha el Estado profundo" a través de una "policía patriótica y jueces dispuestos incluso a prevaricar para perjudicar" al partido, y denuncia también las actitudes "brutales" de determinados medios de comunicación.
"Eso generó una sensación de acoso y de asedio que dificultó la democracia interna", señala.
También Errejón subraya el "acoso mediático y político sin precedentes" que ha sufrido Podemos, por ejemplo con el caso Neurona, finalmente archivado, y lamenta que esos "mecanismos de la manipulación y de la guerra sucia salgan rentables".
Presente y futuro de Podemos
Con cuatro diputados y fuera ya del Gobierno de coalición, Podemos ha perdido representación y capacidad de influencia, pero sigue esforzándose por formar parte del tablero político nacional bajo el liderazgo de Ione Belarra, elegida en la asamblea de 2021 (Vistalegre IV), tras la renuncia de Iglesias.
Los desplantes de Sumar, la formación de la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, a la que Iglesias designó como su sucesora en el Ejecutivo, han complicado la supervivencia de Podemos en estos últimos años.
El veto a la exministra de Igualdad Irene Montero en la lista de Sumar para las elecciones generales de 2023 fue el principio de la ruptura entre las dos formaciones, que se evidenció poco después con el paso de Podemos al Grupo Mixto.
Aunque las recientes elecciones europeas devolvieron la ilusión al partido, al lograr dos eurodiputadas, entre ellas la propia Irene Montero, lo cierto es que Podemos es una fuerza minoritaria que en el ámbito territorial cuenta con tres diputados autonómicos en Andalucía, dos en Extremadura, dos en Murcia, uno en Castilla y León, uno en Aragón y uno en Navarra.
Su gran baza es tratar de hacer valer la fuerza de sus cuatro parlamentarios en el Congreso, indispensables para aprobar algunas leyes con una aritmética muy complicada para el Gobierno de Pedro Sánchez.
Una década después de aquel Vistalegre I, Podemos se esfuerza así por mantenerse a flote con la vista puesta en su próxima asamblea, prevista en 2025.
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