Desde su creación, la Política Agrícola Común (PAC) ha sido una herramienta clave para apoyar a los agricultores de la Unión Europea, garantizando la seguridad alimentaria. No obstante, debido a la evolución de la realidad sociopolítica de los países miembros y el impacto del cambio climático en el sector agrícola, la PAC ha tenido que adaptarse. Actualmente enfrenta uno de sus mayores desafíos: cumplir con los objetivos del Pacto Verde Europeo, cuyo principal propósito es hacer de Europa el primer continente neutro en carbono para 2050.
El último informe del Tribunal de Cuentas Europeo (TCE) sobre la distribución del presupuesto de la PAC, presentado el 30 de septiembre, pone en evidencia el desfase entre las políticas agrícolas actuales y los objetivos ambientales que se buscan alcanzar en el marco del Pacto Verde. Según el TCE, la PAC no logrará cumplir con los objetivos propuestos en dicho pacto.
A pesar de que la PAC busca promover la sostenibilidad y mitigar los efectos del cambio climático, actores clave como el TCE han expresado su preocupación por la falta de ambición ecológica en los planes nacionales de los Estados miembros.
"La PAC 2023-2027 es una política modernizada, con un enfoque especial en los resultados y el rendimiento", señala la Comisión Europea al respecto de esta nueva etapa de la PAC y sus metas para alinearse con los objetivos del Pacto Verde. Sin embargo, los resultados y el rendimiento actuales no parecen indicar un camino seguro. Una de las innovaciones de las políticas 2023-2027 consiste en otorgar a los Estados miembros una considerable libertad para establecer sus propias reglas en el pago de ayudas específicas. Sin embargo, según el TCE, los planes estratégicos nacionales (PEN), que se actualizan anualmente, carecen de la ambición ecológica necesaria. Y aunque este marco plantea mayores cambios hacia la ecología que el anterior, estos no tienen el impacto necesario frente a las ambiciones de la UE.
Nikolaos Milionis, uno de los miembros del TCE, lo resumió claramente: "Se ha mejorado la concepción ecológica de la política agrícola común. Sin embargo, a diferencia de años anteriores, no hemos observado grandes cambios en los planes agrícolas de los Estados miembros". Los países miembros no están obligados a incluir en sus planes los objetivos y las estimaciones de la contribución de la PAC al Pacto Verde, lo que supone un problema serio para los resultados en la Comunidad Europea. El informe señala que “cuatro Estados miembros de nuestra muestra citaron problemas como la falta de definiciones y métodos comunes para realizar tales estimaciones".
En otro ámbito, la Comisión Europea pidió a España aumentar la superficie destinada a la rotación de cultivos en regímenes ecológicos, y el TCE estima que este aumento fue aproximadamente del 40%. Sin embargo, no se registraron avances significativos en las políticas para el control del uso de pesticidas. Las autoridades consideran que ya han adoptado las medidas necesarias respecto a este objetivo.
La falta de coherencia entre los planes estratégicos de la PAC y las metas del Pacto Verde, en particular con la Estrategia "De la Granja a la Mesa" y la Estrategia de la UE sobre la Biodiversidad, que buscan reducir el uso de pesticidas, ha generado polémica. En lugar de financiar innovaciones que impulsen la sostenibilidad y promuevan un cambio real, parte de los recursos se enfocan en políticas que no ofrecen resultados claros, como la implementación de un sistema de etiquetado nutricional. A pesar de la introducción de medidas como los eco-esquemas, que incentivan a los agricultores a adoptar prácticas más respetuosas con el medio ambiente, su implementación varía entre los Estados miembros, lo que hasta ahora ha impedido un desarrollo coherente de los objetivos climáticos del Pacto Verde.
El debate suscitado por el informe del TCE resalta la importancia de implementar políticas con un impacto real que ofrezcan resultados concretos en el sector agroalimentario. La controversia en torno a la iniciativa NutriScore es un ejemplo de políticas que no han logrado sus metas y que deberían ser reemplazadas. Este sistema de etiquetado nutricional, que buscaba mejorar la transparencia e información sobre el contenido nutricional de los alimentos para los consumidores, ha sido criticado tanto por no abordar los problemas estructurales del sistema alimentario europeo, como por su falta de transparencia.
La Comisión Europea reconoce la necesidad de introducir modificaciones en las políticas agroalimentarias para alcanzar los objetivos del Pacto Verde. Sin embargo, la distribución presupuestaria y el informe del TCE cuestionan la viabilidad de dichos objetivos. Es fundamental que la PAC continúe transformándose y que los países de la Unión Europea adopten políticas con un impacto real. Solo así será posible avanzar en las metas planteadas en el Pacto Verde Europeo.
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