“El problema existe, es una realidad que ha evolucionado pero sigue ahí, pero creemos que la recuperación es posible, todo el mundo merece una oportunidad en la vida, porque hay gente que no na tenido ni una”.
Quien habla es Víctor Rodríguez, director de Proyecto Hombre Huelva, una entidad que está de celebración porque cumple 30 años de lucha contra las adicciones en Huelva.
Por ello, pese a que se trata de un gran problema, que ha evolucionado pero no mejorado, Rodríguez quiere mandar un mensaje de esperanza, pues la dilatada experiencia que tienen en este duro campo les dice que a veces sí se puede, que es posible la recuperación.
Tres décadas son complicadas de resumir, pero Proyecto Hombre da unas pinceladas que permiten hacerse una idea del alcance de su trabajo. Así, desde la apertura de su primer centro en Huelva, en septiembre de 1994, han atendido a más de 13.000 personas en sus diferentes programas de tratamiento, más de 12.000 familias han participado de sus actividades terapéuticas, más de 16.000 escolares han recibido prevención en las aulas, 1.200 personas han pasado por sus aulas de formación de adultos y 690 han realizado cursos de formación para el empleo, 6.800 trabajadores han recibido formación de prevención en empresas y 2.594 internos han recibido atención terapéutica en el Centro Penitenciario La Ribera de Huelva.
Además, en la actualidad Proyecto Hombre atiende semanalmente a más de 280 personas de manera directa (en sus distintos programas de tratamiento), a las que se suman las intervenciones con 120 familias.
Pero además de todo este ingente trabajo de tratamiento y concienciación, Proyecto Hombre ha visto en primera línea cómo ha evolucionado el problema de las adicciones en estos últimos 30 años.
Así, Rodríguez explica a Viva Huelva cómo ha evolucionado el perfil del adicto: “Cuando empezamos, en 1994, era una población muy deteriorada, sobre todo físicamente, eran los tiempos más duros de la heroína, estaban vinculados a enfermedades infecciosas, como el SIDA o la hepatittis, y la adicción se relacionaba directamente con la marginalidad”.
Ya en los años 2.000, Proyecto Hombre abre su programa para la cocaína, hoy conocido como Alfil. “El perfil cambia, el consumo está más relacionado con el ocio, la noche y el trabajo, y no se tiene esa conciencia de adicto”.
Y en el 2005, con los cambios que introduce la Ley del Menor, empiezan a tratar a más adolescentes y estrenan el Programa Joven, que “es una realidad muy diferente, son gente muy joven, que viven el aquí y el ahora, y no tienen una motivación para dejar el consumo como pueden tener otros perfiles, como la pérdida del trabajo o de la familia”.
En la actualidad, Rodríguez ve como positivo que se ha “normalizado” el problema de las adicciones, pero en el sentido de que “ya no es un estigma, no se asocia a la marginalidad”.
También han evolucionado mucho las adicciones, pues ya no se limitan solo a alcohol o drogas, sino que también hay adicciones al juego, a las tecnologías, o incluso a la comida. “Trabajamos todo tipo de adicciones porque el efecto al final es el mismo”, explica.
En Proyecto Hombre tienen dos grandes proyectos para el tratamiento de las adicciones. Por un lado el programa base, que supone un parón de un año, en el que la persona ingresa en el centro, más otro año de incorporación social y laboral.
La edad media en este programa es de 37 años y mayoritariamente son hombres (tres de cada cuatro). En este punto, Rodríguez pone el acento en la brecha de género, pues cree que “las mujeres están más estigmatizadas, es más difícil reconocer la adicción, y además su situación familiar les complica ‘desaparecer’ un año para realizar el programa”.
De otro lado, el programa Alfil es un programa ambulatorio, que no requiere ingreso, para personas con capacidad de abstinencia, que siguen un proceso terapéutico de apoyo. La media de edad también está en los 37 años, suelen tener una mejor situación económica, formativa y laboral.
En cuanto a los jóvenes, en este caso normalmente la familia suele dar la voz de alarma “no por un problema de adicción, sino por un problema de conducta, que nos desvela después la adicción”. Así, explica que normalmente “empiezan a tener una actitud violenta, fracaso en los estudios, desorden en su vida”.
Son muchas las cosas que han visto en estos 30 años en Proyecto Hombre, y lo que les queda por ver, porque “en Huelva hacen falta recursos como el nuestro”. Para celebrar estas tres décadas, este martes tendrá lugar un acto institucional, a las 12.00 horas en el Centro de tratamiento ambulatorio Juan Vázquez Méndez.
Además, durante el fin de semana, alumnos de la Escuela León Ortega han elaborado un mural en el patio del centro bajo el lema ‘Mi historia también la escribes tú’.
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