El Día Europeo de las Lenguas, una conmemoración que nace con el objetivo de sensibilizar sobre la amplia variedad de lenguas en Europa, se celebra este jueves con tareas pendientes: las propias instituciones europeas aún tienen mucho trabajo por hacer para reconocer el uso y la oficialidad de lenguas minorizadas como el gallego, el catalán, el valenciano o el euskera, que hablan más de diez millones de personas en el continente.
Actualmente, la Unión Europea reconoce 24 lenguas como oficiales, que pueden, por tanto, ser usadas como lenguas de trabajo en el Parlamento Europeo.
Algunas de ellas son muy populares, como el inglés, el francés o el alemán; mientras que otras como el irlandés -con aproximadamente 1,8 millones de hablantes-, el letón -1,5 millones- o el maltés -algo más de 500.000- gozan de menos extensión.
En cambio, las lenguas cooficiales españolas aún no han obtenido el reconocimiento de lenguas oficiales en la UE. A pesar de que el catalán cuenta con 5,3 millones de hablantes, el valenciano con 2,4 millones, el gallego con más 2,2 millones, y el euskera con algo más de 1,1 millones, no existe unanimidad entre los Estados miembros de la UE para conseguir la oficialidad.
Esta misma semana, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, se ha dirigido de nuevo por carta a la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, para que permita el uso del catalán, euskera y gallego en la UE, al tratarse de un asunto "prioritario" para España.
Después de las cartas enviadas a la presidenta en septiembre de 2022 y marzo de 2024, Albares solicita por tercera vez que se puedan utilizar las lenguas cooficiales en la Eurocámara, subrayando que se trata de "un elemento esencial de la identidad nacional española".
La posibilidad del uso de estas lenguas en el Parlamento responde única y exclusivamente a la decisión de la Mesa del Parlamento Europeo, presidida por Metsola, de la familia del Partido Popular Europeo.
El eurodiputado del PSdeG-PSOE, Nicolás González Casares, señala la diferencia entre el uso del catalán, el valenciano, el euskera y el gallego en el Parlamento y su oficialidad como lenguas de la UE.
En declaraciones a EFE, asegura que su partido está siendo "insistente" en la necesidad de que se permita su uso en la Eurocámara.
"En esta nueva legislatura se ha vuelto a abordar. Uno de los vicepresidentes de la Mesa, Javi López, tiene como cometido por parte de la delegación socialista española que esto salga adelante", explica.
Se trata, por tanto, de buscar mayorías en la Mesa y, según González Casares, "la pelota está en el tejado del Partido Popular Europeo".
"Si el PPE quiere, se acabaría rápido la discusión. Esperemos que el recorrido en el Parlamento acabe cuanto antes. Yo no veo qué gana el PP negando esta posibilidad", señala González Casares, que añade que tras la aprobación del uso de las lenguas cooficiales el pasado año en el Congreso de los Diputados, muchos parlamentarios utilizan el gallego con normalidad en la Cámara Baja.
"Confío en que el PP no se va a poner en contra de esto", afirma, aunque no se atreve a dar plazos de cuándo podría ser una realidad.
Por otro lado, desde el BNG, la eurodiputada Ana Miranda sí que ve cierto "impedimento" en la postura de los populares.
Asegura que en la pasada legislatura, Roberta Metsola se mostró "abierta" a permitir el uso de estas lenguas, aunque advirtió que tenía que ser aprobada por la mayoría de la Mesa.
"Sabemos que el PP está en contra", apunta Miranda, que rechaza el argumento del "gasto económico", ya que cada Estado miembro es el que sufragaría los costes.
"El PP está trivializando una cuestión que es una demanda de muchos grupos. Nosotros tenemos la suerte de poder utilizar el gallego de una forma más o menos normalizada por la vía del portugués, pero no ocurre lo mismo con el catalán o el euskera", explica.
Según la eurodiputada, permitir su uso "daría lugar a muchas traducciones e interpretaciones, a la creación de puestos de trabajo o a fomentar las industrias culturales en gallego".
En España tanto el PSOE como Sumar, Podemos, IU, PNV, EH Bildu, BNG, ERC y Junts apoyan la iniciativa; es decir, partidos que se integran en hasta cuatro de las familias políticas en el Eurocámara (Los Socialdemócratas, The Lefts, Verdes/Alianza Libre Europea, y Renew Europe).
Ahora bien, la oficialidad del gallego, el catalán, el euskera o el valenciano es, según apuntan tanto González Casares como Miranda, "un tema mucho más difícil", ya que debe decidirse en el Consejo Europeo y tiene que aprobarse por unanimidad de los Estados miembros.
"Puede haber países a los que le suponga un problema, pero yo sé que el Gobierno de España lo sigue intentando y que la representación permanente sigue introduciendo ese tema y que está activo", apunta González Casares.
Por su parte, Ana Miranda sostiene que hay Estados que se oponen "por cuestiones políticas" pero que este "primer paso" de permitir su utilización en el Parlamento "sí que es posible" y sería "un avance" en el camino de la normalización.
Desde el PP, el eurodiputado gallego Francisco Millán Mon defiende "el respeto por las lenguas regionales", pero critica que el gallego "sea utilizado como arma política o como un instrumento de división y confrontación".
Considera que la inclusión de las lenguas regionales como lenguas oficiales en la UE es un tema "complicado" porque podría generar "un complejo desafío organizativo y también financiero", al abrirse la posibilidad de que otros Estados miembros soliciten ese mismo reconocimiento.
Afirma que las lenguas oficiales en la UE son aquellas que tienen "estatus de lengua oficial en los Estados miembros", algo que no ocurre con el gallego, el vasco o el catalán, que son cooficiales en sus respectivas Comunidades Autónomas en España, pero no tienen ese estatus a nivel estatal, por lo que no pueden ser consideradas oficiales en la Unión.
En todo caso, señala que la UE permite el uso de lenguas cooficiales regionales en determinadas circunstancias -a través de acuerdos especiales suscritos entre distintas instituciones europeas con el Gobierno español- por lo que pueden utilizarse para traducción de documentos oficiales o para que los ciudadanos puedan comunicarse con las instituciones.
No obstante, en el Parlamento, por el momento, las intervenciones orales por parte de los eurodiputados siguen sin estar contempladas.
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