A Claudia, en la mañana de ayer, muchos hombres que transitaban por la Plaza del Palillero la esquivaban cuando les invitaba a abrir la puerta de un prostíbulo simulado con un rótulo que rezaba “Bienvenidos a la explotación”, pese a que son los de forma abrumadora los consumidores de este negocio criminal.
Por el contrario, mujeres, jóvenes, chicos y chicas, se animaron tras escuchar la explicación de una de las responsables de esta acción organizada por la Fundación Municipal de la Mujer del Ayuntamiento de Cádiz con motivo del Día internacional contra la explotación sexual y la trata de personas, y acceder al club.
La respuesta de quienes quisieron escuchar el testimonio de Irina, apenas un minuto y medio de audio con marcado acento por su origen eslavo y el dolor de su situación, es unánime. “Quedan impactados, solo pueden decir que es brutal”, explica Claudia.
Efectivamente, el relato de Irina es crudo. “Esta noche, decenas de hombres podrán hacer todo lo que quieran conmigo, seré su esclava, podrán abusar de mí, podrán violarme, golpearme, humillarme, todo lo que quieran porque yo en ese momento dejaré de ser una mujer para convertirme en un objeto, el suyo, un objeto que cada media hora es vendido a un hombre diferente, sin mi consentimiento, pero sin escapatoria”, comienza.
Y aclara que “lo hago para seguir viva”, dado que ni siquiera cuenta con pasaporte “para seguir huyendo” a su país, Ucrania, del que salió con la promesa de “un mundo mejor” para acabar “en el infierno”.
A continuación interpela a cliente: “Cuando cualquiera entra aquí también deja de ser un hombre, se convierte en un ser repugnante, putero; la gran diferencia entre ellos y yo es que ellos sí pueden elegir, y no hablo de las chicas, sino si cruzan esa puerta o no”.
Finalmente, recuerda que “puedes ayudarme salir de esta pesadilla. Si conoces o crees que alguna mujer se encuentra en la misma situación que yo llama” al teléfono de atención gratuita para cursar la denuncia, 900 105 090.
Irina es, entonces, interrumpida porque reclaman sus servicios. Antes de terminar el audio, se la puede escuchar saludando a un individuo con un “hola, guapo”, antes de ofrecerle abusar de ella por 50 euros; violarla, por 75, o un completo; por 100.
El interior de la puerta del prostíbulo simulado muestra, además, dos carteles para concienciar sobre esta lacra. En uno de ellos, se lee “cuando pagas, esclavizas”; en el otro, “la libertad no debería tener precio. Las mujeres, tampoco”.
Según el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado, en 2023, se identificaron a 664 víctimas (294 de trata y 370 de explotación), en su inmensa mayoría mujeres (98%) procedentes de Sudamérica, entre ellas se encontraban doce menores de edad.
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