La Ruta Canaria de la migración se ha cobrado al menos 702 vidas en los siete primeros meses del año, tres más que el Mediterráneo Central, que desde hace años era considerado el gran cementerio de quienes lo arriesgan todo en una embarcación precaria para acceder desde África a Europa.
Las diferentes agencias de Naciones Unidas llevan años señalando a la Ruta Atlántica como la vía más mortífera del mundo en términos comparativos (por proporción de muertos y supervivientes), pero este año lo es ya en cifras absolutas, según los últimos datos de ACNUR.
De acuerdo con la oficina de la ONU para los refugiados, en los siete primeros meses de 2024 han muerto en pateras, cayucos y otro tipos de embarcaciones precarias en su travesía a Europa no menos de 1.542 personas, cifras que ACNUR y la Organización Internacional para las Migraciones siempre presentan como una estimación mínima, porque reconocen que se les escapan decenas de naufragios sin testigos ni supervivientes.
De ellos, el 90 % se las reparten a partes iguales la Ruta Atlántica a Canarias y el Mediterráneo Central (fundamentalmente de Túnez y Libia a Italia), con 702 y 699 fallecimientos; el 6,93 % corresponde al Mediterráneo Occidental (Estrecho de Gibraltar, Mar de Alborán y Baleares), con 107; y el 2,20 % ocurrió en el Mediterráneo Oriental (de Turquía a Grecia, básicamente), con 34 de decesos.
Los números absolutos no reflejan toda la realidad, porque cada ruta mueve volúmenes muy diferentes de inmigrantes y refugiados.
El año pasado, cuando la Ruta Canaria marcó su récord histórico de personas rescatadas en las islas españolas, con 40.330 (según ACNUR; 39.910, según el Ministerio del Interior), casi el cuádruple de personas cruzaron a Europa por el Mediterráneo Central, 158.031.
Este año (datos de ACNUR comparables de enero a julio, publicados en septiembre), la Ruta Canaria va camino de batir de nuevo su récord histórico, con 21.675 rescatados, mientras que en el Mediterráneo Central se han contenido notablemente los flujos.
Aún así, han cruzado de África a Italia y Malta un 55 % más de personas que a Canarias, 33.576.
Si se compara el número de muertos con el de supervivientes de cada ruta, el resultado es el siguiente: este año, la Ruta Canaria ha matado a una persona por cada 31 que han sobrevivido; el Mediterráneo Central, a una por cada 48; el Mediterráneo Occidental, a una por cada 72; y el Mediterráneo Oriental, a una por cada 761.
Es decir, la tasa de mortalidad de los cayucos y pateras del Atlántico es un 55 % superior a la de las barcazas del Mediterráneo, incluso en su franja más peligrosa, al norte de Libia.
Y, ello, si el análisis se ciñe a las cifras -de mínimos- sobre fallecimientos que recopila Naciones Unidas, porque hay organizaciones muy centradas en las rutas españolas, como la ONG Caminando Fronteras, que sostienen que de enero a mayo murieron 5.054 personas en pateras rumbo a España; 4.808 de ellas en la Ruta Canaria, por 175 de Baleares, 47 de Alborán y 24 del Estrecho.
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