En una entrevista exclusiva con Efe en Viena, este ex diplomático húngaro destaca que desde 1998 se han producido sólo dos explosiones atómicas, efectuadas por Corea del Norte.
Este dato resalta, según Toth, los avances logrados en el campo de la no proliferación nuclear, ya que durante la Guerra Fría las pruebas atómicas se contaban a decenas cada año.
En la década de los años noventa todavía se llegó a hacer más de 50 pruebas en países como Estados Unidos, Francia, China, Rusia, pero también en India y Pakistán.
Tras el lanzamiento del CTBT, en 1996, estas pruebas han casi desaparecido. De hecho, su ausencia sirve como una especie de parámetro para determinar el grado de estabilidad global.
El peor año fue 1962, cuando el mundo estuvo a punto se sufrir lo que Toth califica una "fundición del sistema de seguridad internacional" con la crisis cubana de los misiles.
En ese año se llevaron a cabo 117 pruebas nucleares en la superficie terrestre y otras 61 subterráneas, casi todas en EEUU y la entonces Unión Soviética.
"Existe una correlación entre la ausencia de pruebas nucleares y más estabilidad global", asegura Toth, quien dirige la comisión preparatoria del CTBT desde 2005.
El CTBT no entrará en vigor hasta que no lo ratifiquen todos los países con programas nucleares.
Todo depende de la ratificación de nueve estados: EEUU, China, Israel, Indonesia, Irán y Egipto, además de India, Pakistán y Corea del Norte que ni siquiera han firmado el documento.
El cumplimiento del tratado es verificado mediante una red global de 337 estaciones de mediciones.
Gracias a la inversión de unos 1.000 millones de dólares se han construido hasta ahora 264 de estas estaciones, suficientes ya para detectar cualquier detonación nuclear.
Así fue en los años 2006 y 2009, cuando Corea del Norte realizó dos detonaciones subterráneas, que fueron registradas en cuestión de segundos y cuyos detalles fueron enviados minutos más tarde a los países adheridos al CTBT.
Desde el año 2000, los expertos de la Comisión han detectado unos 300.000 denominados "sucesos", en su inmensa mayoría terremotos.
"Debemos encontrar una aguja en un pajar, lo que hemos logrado dos veces", dice Toth en referencia a las pruebas norcoreanas.
Situado en la sede de Naciones Unidas en Viena, el centro del control del CTBT recibe 24 horas del día los datos de las estaciones de medición, que luego son enviados en bruto a los países adheridos pero también analizadas por sus propios expertos.
Los datos no sólo son sísmicos sino también atmosféricos, con los que se pueden trazar las huellas de rastros radiactivos en el aire, como se hizo tras la reciente crisis nuclear de Fukushima (Japón).
Pero las sensibles estaciones de medición del CTBT también sirven para la alerta temprana de tsunamis.
Según Toth, estos datos llegan tres minutos antes que los demás, lo que "le da a la gente tres minutos más para correr y salvarse".
Desde el catastrófico maremoto de Indonesia y Tailandia en diciembre de 2004, la comisión del CTBT ha firmado varios acuerdos con centros regionales de altera de tsnuami.
En ese sentido, Toth expresa su esperanza de poder contar pronto con la colaboración de los estados latinoamericanos que todavía no reciben los datos de altera de tsunamis del CTBT.
"Deberían pedir nuestros datos, que son gratuitos. No quiero resaltar ningún país, ya que la idea es que se haga mejor uso de lo que podemos ofrecer", indica.
En todo caso, destaca y elogia a América Latina, ya que está a punto de convertirse en la tercera zona del mundo, después de Europa y América del Norte, adherida por completo a este tratado.
"América Latina se encuentra a sólo tres ratificaciones de ser una región completamente adherida. Esto cumple con el espíritu de Tlatelolco. Están mostrando liderazgo", asevera Toth, en referencia al Tratado de Proscripción de armas nucleares en América Latina y el Caribe, en vigor desde 1969.
Sólo las islas caribeñas de Cuba y Dominica, así como Guatemala no han ratificado o se han adherido al CTBT.
Sobre la entrada en vigor del CTBT, Toth reconoce que durará varios años, debido a varios conflictos regionales como el de India y Pakistán, el de Oriente Medio o el de las dos Coreas.
"El tratado debe entrar en vigor. Tenemos que asegurarnos que el genio (nuclear) se mantiene encerrado en su botella. Es una elección colectiva. Los países deben ver lo que está en juego. Los nueve países (que aún no han ratificado) deberán tomar una decisión de acuerdo a sus intereses de seguridad", dice.
"Tendrán que analizarlo bajo la premisa de que armas nucleares ya no son un beneficio, sino un carga", agrega el experto húngaro parafraseando al ex secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger.
Según Toth, una ratificación por parte de EEUU "cambiaría el juego" para que el resto también acepte el tratado.
"Y si eso es válido para Estados Unidos, debería serlo también para otros países. La cuestión es si quieren un elemento de seguridad o una carga", concluye Toth.
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