Con el inicio del curso escolar, surge una de las grandes dudas para muchos padres: ¿a qué edad es recomendable que los niños vayan solos al colegio? A medida que los hijos crecen, adquieren más autonomía en muchas áreas de su vida cotidiana, como elegir su ropa, preparar su almuerzo o hacer la cama. Sin embargo, el momento en que pueden comenzar a desplazarse sin la compañía de un adulto sigue siendo un asunto que genera inquietud. A lo largo de este artículo, exploramos lo que dice la ley y cuáles son las recomendaciones de los expertos para ayudar a los padres a tomar esta importante decisión.
Desde un punto de vista legal, no existe una normativa específica en España que establezca una edad mínima para que los niños puedan ir solos a la escuela. Tampoco hay una legislación que determine cuándo pueden quedarse sin supervisión en casa. El Código Civil, en su artículo 172, señala que “cuando la Entidad Pública a la que, en el respectivo territorio, esté encomendada la protección de los menores constate que un menor se encuentra en situación de desamparo, tiene por ministerio de la ley la tutela del mismo y deberá adoptar las medidas de protección necesarias para su guarda, poniéndolo en conocimiento del Ministerio Fiscal”. En otras palabras, corresponde a los padres o tutores legales evaluar si el menor está listo para hacer el trayecto solo y si las circunstancias lo permiten.
Socialmente, está extendida la idea de que los niños deben ser acompañados por un adulto al colegio hasta que inician la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), pero en la práctica, muchos menores ya comienzan a ir solos antes de esa etapa. De hecho, según el estudio 'Los niños, las ciudades y la seguridad vial', realizado por Attitudes, un 30 % de los menores españoles de hasta 12 años se desplazan solos al colegio diariamente. En promedio, comienzan a hacerlo a los 9,4 años, pero ¿es esta la edad más adecuada?
Desde el punto de vista de los expertos, no hay consenso absoluto. Según informa Consumer, la Asociación Española de Pediatría (AEP) sostiene que los niños pueden empezar a ir solos al colegio en torno a los 11 años, aunque enfatiza que esto dependerá de la madurez del menor y de las características del trayecto. Por su parte, la Academia Americana de Pediatría (AAP) ha revisado recientemente su recomendación, situando la edad en los 10 años, una vez que los menores hayan adquirido las habilidades necesarias para manejarse con seguridad en el tráfico. En su estudio, publicado en la revista Pediatrics, destacan que "algunos niños podrían no estar listos para poner atención y seguir las reglas del comportamiento peatonal seguro hasta que cumplan los 10 años o más", como subraya la doctora Phyllis Agran, miembro del comité ejecutivo de la AAP.
A pesar de estas recomendaciones, cada niño es único, y los padres deben tener en cuenta diversos factores antes de permitir que su hijo vaya solo al colegio. No basta con cumplir una determinada edad, ya que hay otros aspectos que resultan fundamentales para valorar esta decisión. ¿Es tu hijo lo suficientemente maduro? Si tiende a ser impulsivo o se distrae fácilmente, quizá sea mejor esperar un tiempo más. ¿Es responsable con las normas básicas de seguridad vial? No todos los niños dominan estas reglas a una edad temprana. Además, conviene que el menor sepa la dirección de su casa y el número de teléfono de sus padres, en caso de que ocurra alguna emergencia.
La distancia y el trayecto al colegio también son clave. Vivir en un pueblo pequeño, donde los riesgos en la vía pública son menores, no es lo mismo que residir en una gran ciudad, donde el tráfico y la posibilidad de tener que utilizar transporte público aumentan los peligros. En cualquier caso, muchas escuelas solicitan a los padres una autorización firmada si el menor va a salir solo del centro, o incluso si otra persona distinta a los padres se encargará de recoger al niño.
Para los padres que decidan que su hijo ya está listo para ir solo, la seguridad sigue siendo prioritaria. La Academia Americana de Pediatría recomienda tomar una serie de medidas que garanticen la protección del menor en su trayecto diario. Lo primero es asegurarse de que el niño sigue una ruta segura al colegio. Si es posible, se debe optar por caminos donde haya policías municipales o personal de seguridad en los cruces. Si el trayecto implica cruzar calles, es crucial practicar previamente con el menor para que aprenda a hacerlo de manera correcta.
Llevar ropa de colores llamativos y con materiales reflectantes es otra medida importante, especialmente durante los meses de invierno, cuando la visibilidad en las calles es menor. Asimismo, es fundamental que el niño entienda que no debe distraerse mientras camina, por ejemplo, evitando usar el móvil o enviar mensajes. Por otro lado, si hay vecinos o hermanos mayores que hagan el mismo trayecto, es una buena idea que el menor se desplace en su compañía.
Finalmente, los dispositivos de seguridad como los relojes con GPS o teléfonos móviles pueden proporcionar a los padres un extra de tranquilidad, al permitirles conocer la ubicación de sus hijos en tiempo real.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es