Un libro traducido por Jesús Isaías Gómez López, quien realiza la edición y el extenso prólogo con estudio biográfico y literario, todo un ensayo académico, publicado por Cátedra, que arroja luz sobre una de las facetas menos conocidas del autor, su universo poético.
"Es mi deseo invitar al lector a la conquista de un nuevo universo literario, el espacio poético de uno de los más grandes pensadores y fabuladores que ha dado el siglo XX, y así... desvelar las metáforas de este filósofo que soñaba dar un nuevo giro espiritual al curso de la Humanidad", explica en el prólogo Gómez.
Aldous Huxley (Laleham, Surrey, Inglaterra, 1894-Los Ángeles, 1936) hijo de una familia de intelectuales, con biólogos, poetas y novelistas, primero quiso ser médico, pero después se graduó en literatura inglesa. Una enfermedad en la visión condicionó también sus primeros años, ya que tuvo que dejar algo de más de un año sus estudios.
En este tiempo solo pudo leer con el método braille. Viajó, aprendió el lenguaje musical y se abrió lo que luego sería su portentoso mundo interior, del que emanaría todo su pensamiento.
Así, este poeta, narrador y ensayista, con una gran educación que comenzó en Eton, una de las escuelas más prestigiosas, comenzó a escribir poesía desde muy joven, a los diez años, en el internado de Hillside (Godalming) donde cofundó la revista literaria "Doddite" y donde publicó su primer poema, "Caballito de mar".
En ese momento comenzó una prolífica carrera literaria, como apunta este volumen, influenciada por los simbolistas franceses, y en especial por Mallarmé.
A los veintidós años publicó su primer poemario, "La rueda ardiente", al que siguieron "Jonás", "La derrota de la juventud" y "Las cigarras y otros poemas", donde incluía un homenaje a Baudelaire, al que consideraba el creador de la modernidad y al que dedicó un ensayo.
"Recurrimos a la poesía como expresión perfecta de nuestros propios sentimientos. En 'Las flores del mal' el modernista encuentra todos sus sufrimientos descritos, con cuán imparable energía, ¡en formas cuán memorablemente bellas!", escribe Huxley en una cita que recoge este volumen.
El autor de "La isla" fue un viajero empedernido, preocupado y obsesionado siempre por la ciencia, la ética, la espiritualidad, el misticismo, la búsqueda de la luz o la filosofía budista, como ya mostró en "La rueda ardiente", apunta Gómez López.
"La imagen sugerida por la rueda -precisa el traductor-es bastante evocadora de los múltiples giros de la 'rueda de la vida' (samsara), según la cual todo ser humano es arrastrado por su karma a un interminable ciclo de reencarnaciones y, por tanto de sufrimientos" y que llevan al ser humano de la muerte a la vida y viceversa.
"La rueda debe ir de agonía/en agonía/contrayéndose, hasta volver/al núcleo de acero", escribe el autor de "El genio y la diosa". Poemas, todos ellos, cargados de filosofía, de alguien que soñaba con dar un giro espiritual al curso de la humanidad, subraya el traductor.
La importancia de la obra, tanto en prosa como en poesía, del escritor inglés, que viajó también por España, la primera vez en 1929, al sur, y sobre todo a Madrid, para visitar el Museo del Prado y la obra de Velázquez y el Greco, es inmensa. Tocó todo, la ciencia, la música, la psicología, la religión, la política...
Hoy, todavía en Estados Unidos, los más conservadores han incluido su mítica novela "Un mundo feliz" entre los diez títulos que han pedido a la American Library Association que retire de las bibliotecas públicas, por considerar su lectura peligrosa para los jóvenes.
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