El déficit público francés, que en 2023 subió hasta el 5,5 %, lo que ha llevado a la Comisión Europea a abrir un expediente por déficit excesivo, corre el riesgo de agravarse hasta el 5,6 % este año si no se toman nuevas medidas de ajuste e incluso hasta el 6,2 % en 2025.
Este es el mensaje alarmista enviado a los responsables parlamentarios de las finanzas públicas por el ministro de Economía, Bruno Le Maire, y el de Hacienda, Thomas Cazenave, que forman parte de un Gobierno en funciones que debería ser sustituido en los próximos días por otro que no parece que pueda tener una mayoría sólida detrás.
Eric Coquerel, presidente de la comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional y diputado de La Francia Insumisa (LFI, el partido de Jean-Luc Mélenchon), se quejó este martes de que detrás de ese mensaje la intención de Le Maire y Cazeneuve es imponer al próximo Ejecutivo recortes adicionales en el gasto público, que a su parecer están en el origen del problema.
En una entrevista al canal BFM Bussiness, Coquerel denunció que la política que ha llevado a cabo el Gobierno saliente del presidente, Emmanuel Macron "crea austeridad, lo que no hace más que agravar el problema".
Según el diputado izquierdista de oposición, en una situación de débil crecimiento económico como la actual, "cuando se baja el gasto público, se aumenta el aspecto recesivo de esta política".
Le Maire se había marcado el objetivo de disminuir el déficit este año al 5,1 %, pero los documentos transmitidos a los parlamentarios apuntan a que la evolución va a ser la inversa y eso debido a que los ingresos fiscales son peores de lo esperado en lo que respecta al IVA, al impuesto sobre la renta o al impuesto de sociedades.
En paralelo, las administraciones locales están incrementando sus gastos de forma extremadamente rápida y eso podría deteriorar las cuentas públicas este año en 16.000 millones de euros.
Estas informaciones se han filtrado en un momento en que Macron está llevando a cabo consultas desde hace dos semanas con vistas a nombrar a un primer ministro que pueda sobrevivir a la fragmentación inédita de la Asamblea Nacional que salió de las elecciones legislativas que él mismo adelantó, y que se celebraron el 30 de junio y el 7 de julio.
El presidente no ha querido nombrar a Lucie Castets, la candidata de la coalición del Nuevo Frente Popular (NFP) que reúne a los partidos de izquierdas y que, aunque constituye el primer gran bloque de la cámara baja con 193 diputados, está muy lejos de la mayoría absoluta de 289.
En los últimos días, han circulado varios nombres para ese cargo que se supone que baraja Macron, como el ex primer ministro socialista Bernard Cazeneuve o el exministro conservador y actual presidente de la región Hauts de France, Xavier Bertrand, pero también Thierry Baudet, presidente del Consejo Económico Social y Medioambiental (CESE), y se espera una decisión en las próximas horas o en los próximos días.
En caso de constituirse, una de las grandes urgencias del nuevo Ejecutivo sería elaborar un presupuesto para 2025, algo que inicialmente tiene que hacerse antes del 1 de octubre para que el debate parlamentario pueda desarrollarse hasta que termine el año.
Y el gran desafío de ese presupuesto sería atajar la escalada del déficit, bien con recortes adicionales, bien con nuevos ingresos fiscales, que es lo que propone la izquierda con nuevos impuestos para los ricos.
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