En un rincón escondido de Polvorines junto al espigón de Punta Cantera, se encuentran unas inscripciones muy especiales. A lo largo de los muros, hay grafitis de militares que datan de hace más de 200 años, grabados en las paredes de piedra ostionera y que grabaron en piedra su propia eternidad.
Uno de estos grafitis pertenece al joven soldado francés Debruille, uno de los Cien Mil Hijos de San Luis que devolvieron el trono a Fernando VII. Tras la caída de la Constitución de 1812, Debruille probablemente recaló durante algún tiempo en esas dependencias, custodiando los almacenes de munición y pólvora. Fue un siete de agosto de 1824, seguramente impulsado por el abrasante sol y el aburrimiento, cuando este soldado francés dejó su firma en la piedra, sin saber que, con el tiempo, su 'tag' se convertiría en una de esas curiosidades de La Isla que, aunque imperceptible a simple vista, ejemplifica muy bien la historia de esta zona tan maltratada de San Fernando.
El grafiti de Debruille es el más famoso; sin embargo, el más antiguo data de 1776, poco tiempo después de la construcción del muelle, y pertenece a un tal Lorenzo López.
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