Andalucía

La salud subastada

Los farmacéuticos de Sevilla se oponen a la intención de la Consejería de Salud de licitar los medicamentos entre los laboratorios

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Cuando algo es tan difícil de explicar al ciudadano como lo que pretende hacer la Consejería de Salud con los medicamentos dispensados por las oficinas de farmacia es aconsejable, como tratamiento profiláctico, echarse a temblar. El hecho de que sea necesario escuchar profusos argumentos a favor o en contra de la medida por parte de cada una de las partes implicadas, cargados de tecnicismos, distintas posibilidades de interpretación legal e incluso alusiones a conflictos de competencias entre administraciones, sugiere que estamos a las puertas de un nuevo enfrentamiento entre un sector determinado y determinado gobierno -en este caso, el autonómico- por lo que probablemente acabe pagando los platos rotos el ciudadano, como en tantas otras ocasiones. Puede que el ruido de sables que ya hacen crujir las vainas de cuero en las reboticas no sea comparable al de los días previos a las guerras abiertas y anunciadas en casos como los conflictos de AENA con los pilotos o a los reiterados de la delegación de Movilidad del Ayuntamiento de Sevilla con los taxistas de la ciudad, pero es que en este caso la polémica está centrada en algo mucho más serio que el transporte, incluso, que es la salud de los andaluces.Lo que plantea el departamento que dirige María Jesús Montero es que los distintos fármacos indicados para cada patología lleguen a las farmacias después de concurrir junto con los diseñados por otros laboratorios a un procedimiento público de licitación, que los farmacéuticos consideran una mera subasta. Todo parece reducirse a la cuestión que se sitúa detrás de la inmensa mayoría de los enfrentamientos entre quienes ostentan las competencias administrativas y sus administrados: el reparto de los beneficios económicos. Los tres postores que se sientan en la sala de subastas son la Consejería de Salud, la industria farmacéutica y los titulares de las propias farmacias, nexo de unión con el ciudadano, que probablemente, y cuando surja la bronca, sea el que acabe pagando de más para que las tres partes ganen.

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