El presidente de Taiwán, William Lai (Lai Ching-te), anunció la semana pasada su intención de aumentar el gasto militar de la isla hasta un “máximo histórico” de 647.000 millones de dólares taiwaneses (20.000 millones de dólares) en 2025, una cifra vista como “insuficiente” por los expertos.
De ser aprobado por el Parlamento, el presupuesto de Defensa supondrá alrededor del 20 % del gasto total del Ejecutivo para 2025 y representará cerca del 2,5 % del PIB.
Si bien implica un avance del 6 % respecto al presupuesto actual, múltiples voces han criticado al Gobierno taiwanés por no tomarse en serio la amenaza de China, entre ellas figuras cercanas al expresidente estadounidense Donald Trump, quien insinuó recientemente que Taipéi debería pagar a Washington por proteger la isla.
Según John Dotson, subdirector del Global Taiwan Institute (GTI), este incremento presupuestario es un “paso positivo” dadas las “restricciones prácticas” con las que opera el Ejecutivo isleño, pero resulta “insuficiente” para contener las “serias amenazas existenciales” planteadas por China.
“Teniendo en cuenta la amenaza que está afrontando, Taiwán debería mirar hacia un 5 % del PIB”, señala a EFE el experto.
Incrementos constantes desde 2016
Taiwán ha ido mejorando paulatinamente las capacidades de su Ejército: el presupuesto de Defensa pasó de 11.120 millones de dólares estadounidenses en 2016 a 18.765 millones en 2024, lo que ha permitido adquirir numeroso armamento estadounidense y mejorar su industria local.
La amenaza que enfrenta el territorio autogobernado no es menor. Desde la llegada al poder del presidente chino, Xi Jinping, en 2013, el gigante asiático ha impulsado una profunda modernización de sus Fuerzas Armadas, y en los últimos años ha recrudecido su acoso militar contra Taiwán, insistiendo en que la “reunificación” entre la isla y el continente es una “tendencia histórica imparable”.
En este contexto, Taiwán debe estudiar cuidadosamente en qué invierte su presupuesto de Defensa, advierte Eric Gomez, investigador senior del Instituto Cato, quien subraya la importancia de que Taipéi aumente su stock de "armas asimétricas", especialmente misiles y drones, para reforzar su capacidad disuasoria.
“Taiwán ha invertido en exceso en capacidades tradicionales -cazas de combate, grandes barcos, vehículos terrestres pesados-, que son caras al principio, caras de mantener y caras para entrenar a tropas en su uso (...). Taiwán ha logrado algunos avances a la hora de gastar en el tipo correcto de cosas, pero todavía queda camino por recorrer”, afirma Gomez a EFE.
Esto está muy vinculado con la idiosincrasia de las Fuerzas Armadas. El nuevo ministro taiwanés de Defensa, Wellington Koo, el primer civil en ocupar este cargo en más de diez años, se ha propuesto “reformar” el Ejército y adaptarlo a los nuevos tiempos, algo que choca con la postura de una parte del ‘establishment’ castrense que se resiste a adoptar un “enfoque asimétrico”.
Otro motivo de preocupación es la propia composición del presupuesto: las partidas suplementarias -empleadas para adquirir armas de EE.UU., por ejemplo- constituyeron el 27 % del presupuesto total de Defensa este año, lo que siembra dudas en torno a la sostenibilidad del gasto militar en el futuro.
“Si el presupuesto base sigue subiendo en pequeñas cantidades relativas, y el presupuesto especial se hace más pequeño, tienes una situación en la que el presupuesto general de Defensa puede descender (...). Eso generaría un montón de conversaciones complicadas con los políticos de Estados Unidos y problemas de disuasión con China”, explica Gomez.
Desafíos más allá del Ejército
Por si esto fuera poco, el Gobierno taiwanés tiene que lidiar con desafíos de orden interno: el Parlamento, que tiene la palabra final sobre el presupuesto, está controlado por una oposición favorable a estrechar lazos con Pekín, lo que puede generar fricciones en relación con nuevos aumentos del gasto militar.
La sociedad taiwanesa también está dividida. Según un sondeo del Instituto de Investigación de Seguridad y Defensa Nacional, un 55 % de la población considera “insuficiente” el gasto militar actual y otro 45 % aboga por dejarlo tal y como está.
Esos dos factores, comunes en otras democracias avanzadas, constituyen un problema para un Ejecutivo que, en palabras de John Dotson, “está tratando de demostrar que se toma en serio” la defensa de Taiwán.
“Creo que el actual Gobierno va en serio con lo de mejorar sus capacidades defensivas, (pero) estas cosas llevan tiempo y no se está moviendo todo lo rápido que se necesita”, concluye.
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