¡A la rica sandía! Las olas de calor de las últimas semanas invitan a comprar la fruta fresca que ofrecen los vendedores ambulantes en las playas, pero ¿es seguro consumirlas así?. Los expertos de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición contestan a EFE a esta y otras preguntas.
Antes de contestar a esa cuestión, los expertos de la Aesan subrayan primero que las ordenanzas municipales son las que recogen en cada caso los alimentos que pueden ser objeto de venta ambulante y que hay algunas zonas de playa donde está prohibida y en otras sólo se permite para bebidas envasadas y frutos secos o similares.
Requisitos para vender alimentos en la playas
En las zonas en las que está permitida la venta de alimentos, los vendedores tienen que cumplir las normas al respecto, la española y la comunitaria, que regulan la obligación de mantenerlos a una temperatura adecuada y cumplir con unos requisitos de higiene en su manipulación.
Unos requisitos determinantes porque si los alimentos no se manipulan de manera higiénica pueden contaminarse con bacterias patógenas como Salmonella, Listeria y Escherichia coli.
Si además las temperaturas de refrigeración o mantenimiento en caliente no se respetan, las bacterias presentes en el alimento pueden multiplicarse hasta alcanzar niveles peligrosos para las personas consumidoras.
Las frutas son muy sanas y seguras, pero no están exentas de riesgos: por ejemplo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) constató en 2014 que la bacteria Salmonella podía crecer rápidamente en el melón cortado conservado a temperatura ambiente, sin deterioro aparente de su aspecto.
Cuándo es seguro consumir fruta o pescaíto en la playa
Los vendedores que ofrezcan a los bañistas a consumir frutas cortadas o peladas o zumos no pasteurizados listos para su consumo deben haberlos preparado higiénicamente y haberlos mantenido en todo momento a una temperatura igual o inferior a 4 ºC, según los técnicos de la Aesan, adscrito orgánicamente al Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030.
Si se trata de productos de la pesca frescos, como los que se venden en algunas playas de Cádiz, tienen que mantenerse a una temperatura próxima a la de fusión del hielo.
Si se emplea hielo para su conservación, éste debe estar bien repartido, en suficiente cantidad y se tiene que ir añadiendo a medida que se funde, y siempre evitando mantener el pescado en contacto con el agua que resulte de la fusión del hielo.
Alimentos como productos lácteos o embutidos deben mantenerse a las temperaturas que indica el fabricante en el etiquetado.
Cuándo consumir comidas preparadas en la playa
Si se trata de productos de la pesca cocinados, el vendedor deberá mantenerlo en caliente a una temperatura superior o igual a los 63 grados o en refrigeración a una temperatura igual o inferior a 4 °C.
Esas con las condiciones que deben presentar también las comidas preparadas como las hamburguesas, arroces o ensaladas. Tienen que elaborarse con la menor antelación posible a su consumo, se deben servir cuanto antes, a menos que se refrigeren, congelen o se mantengan a una temperatura superior o igual a los 63 grados.
Si son refrigeradas se tienen que mantener a una temperatura igual o inferior a 4 grados si su vida útil es superior a las veinticuatro horas o a 8 grados si es inferior a ese tiempo.
Qué hacer en caso de intoxicación alimentaria
Las intoxicaciones alimentarias producidas por ingerir alimentos con gérmenes patógenos se incrementan en verano por las altas temperaturas, y desde 2021 además han aumentado especialmente al pasar de los 400 brotes anuales a los 600.
Las hospitalizaciones vinculadas a las tres intoxicaciones alimentarias más comunes en España (salmonelosis, diarrea o infección por Escherichia coli) también han crecido un 12 % por cada grado que sube la temperatura más allá de los 34, según un estudio reciente de investigadores españoles recogido en la revista Science of the Total Environment.
Por eso, es importante saber cómo se deben tratar los alimentos con estas temperaturas para evitar intoxicaciones y síntomas como náuseas, vómitos, diarrea, dolor, calambres abdominales o fiebre ocasional.
Son signos que, en algunos casos, obligarán al consumidor a acudir a un centro médico, donde el especialista le prescribirá un tratamiento para reemplazar los líquidos perdidos o antibióticos, según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es