El Juzgado de lo Penal número 5 de Sevilla prevé celebrar esta semana un juicio, contra un varón acusado de presuntos delitos de coacciones en el ámbito de violencia de género y de quebrantamiento de medida cautelar, después de agrediese supuestamente a su pareja, incumpliese la orden de alejamiento respecto a ella que pesaba sobre él y le administrase presuntamente mientras dormía "algún tipo de sustancia con la intención de que ésta se mantuviera inconsciente".
Según el letrado penalista José Antonio Sires, del despacho Sires Abogados, que ejerce la acusación particular en nombre de la víctima, los hechos se remontan al 14 de abril de este año, cuando la denunciante y su esposo se enzarzaron en "una discusión en el domicilio conyugal, en el transcurso de la cual, el acusado, con ánimo de menoscabar la integridad física" de la mujer, la habría agarrado presuntamente del cuello, golpeándole supuestamente la cabeza contra la pared y habría insultado a su pareja; reclamándole información sobre una tercera persona bajo el aviso de que se iba a "enterar de todas maneras".
Tras denunciar la mujer tal situación, el 17 de abril el juzgado de Instrucción número uno de Lora del Río dictó una orden de protección para la víctima, acordando la prohibición para el acusado de acercamiento a la victima a una distancia inferior de 100 metros y de comunicación con la misma, según la parte denunciante.
Pero según el relato de la acusación particular, "días mas tarde, de madrugada, el acusado accedió al domicilio de la víctima escalando por la fachada y accediendo por una de las ventanas mientras" la mujer y las hijas comunes de ambos dormían.
"El acusado, estando en la habitación de la víctima y mientras esta dormía, aprovechó para introducir en la boca de la misma algún tipo de sustancia con la intención de que ésta se mantuviera inconsciente, o, ajena a la realidad para que no se percatara de su presencia, quedando restos de dicha sustancia en una cuchara en la habitación de la hija, donde la había triturado; y en su propia habitación", indica la acusación particular.
Según el relato de la acusación particular, "dicha presencia del acusado en el domicilio de la perjudicada fue presenciado por la hija común de ambos, de 13 años, quien al escuchar los gritos de la madre salió de su habitación, viendo al acusado en el inmueble", toda vez que los gritos también habrían sido escuchados por "un vecino que reside del piso de abajo".
Dado el caso, la acusación particular reclama un año y medio de prisión para el acusado, una petición de pena a ampliar con agravantes en el caso de que las pruebas del Instituto de Toxicología reflejasen que las sustancias supuestamente administradas por el inculpado a la víctima pudieran haber puesto en peligro su vida, por tratarse de sustancias "con efectos psicoactivos con el fin de modificar su estado de consciencia, su comportamiento o anular su voluntad".
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