El presidente de la Asociación de Gestores Inmobiliarios de la provincia de Cádiz (GICA), Lucas Carrasco, admite que “no disponemos de datos sobre el número exacto de casas vacías” en la capital gaditana, pero se aventura a cifrar en un porcentaje importante las propiedades del denominado banco malo, Sareb, o de fondos de inversión. “Estos pisos, a menudo ocupadas o en mal estado tras ejecuciones hipotecarias son difíciles de vender”, advierte.
Apunta que también hay muchas propiedades deshabitadas que podrían ser rehabilitadas ante la notable escasez de viviendas, pero lamenta que “aquellos que se dedican a comprar, rehabilitar y revender o alquilar viviendas son a menudo etiquetados como especuladores, lo que provoca un efecto contrario al deseado”.
También apunta la coyuntura desfavorable. “Antes de la guerra en Ucrania, pequeños inversores solían comprar estas viviendas para reformarlas y alquilarlas”, explica. Sin embargo, tras el conflicto bélico y la crisis energética, “los costes de construcción se han elevado”.
Además, “la nueva Ley de Vivienda ha desincentivado a muchos pequeños inversores, que temen restricciones gubernamentales al fijar precios de alquiler, lo cual los ha llevado a desistir de invertir en viviendas deterioradas”, alerta.
“Sería beneficioso analizar posibles incentivos para que inversores compren y rehabiliten viviendas vacías, permitiendo así que estas propiedades entren nuevamente al mercado, ya sea para venta o alquiler. Estos incentivos podrían incluir exenciones fiscales u otros tipos de apoyo financiero”, propone.
José Manuel García Rodríguez, responsable de la Inmobiliaria Innysse, coincide, al demandar que la colaboración público-privada “fluya”. “Cuando llegas con la pala y arena para rehabilitar un edificio, de portón para dentro y portón para fuera, el precio se sitúa habitualmente en los 1.500 euros el metro cuadrado”, a lo que hay que sumar el coste del suelo y el margen de beneficios”, sostiene, de manera que los números no cuadran.
Olga Tey, que regenta otro negocio inmobiliario en Cádiz con su nombre, indica que la inversión mínima por metro cuadrado, con todo ello, ronde los 4.000 euros.
Tey asegura que tiene a un cliente de Málaga, asociado a un empresario alemán, que están interesados en la adquisición de una finca para construir viviendas “pensando en alquilar a funcionarios”, colectivo numeroso en la capital, pero “se lo piensan” ante el desembolso que han de llevar a cabo.
“Unos promotores almerienses, Proyecto Vista Baja Comercial 2014 S. L, se han gastado un pastón para 24 pisos de Sopranis, 4, que se ha llevado años okupada”, tercia García Rodríguez.
“Hay mucha especulación con las fincas vacías”, denuncia Tey.
El Ayuntamiento, por su parte, ha destinado 2 millones de euros, para la expropiación de edificios desocupados, tras ochos años sin llevarse a cabo con José María González, Kichi. El objetivo, ha explicado el alcalde, Bruno García, es favorecer la construcción de nuevas viviendas municipales o de protección.
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