Además, más de 200.000 personas siguen refugiadas en 1.900 centros de evacuación a raíz del desastre, que ha creado la peor crisis de Japón tras la II Guerra Mundial.
Hay al menos 18.000 casas destruidas y más de 130.000 edificios dañados, sobre todo el las zonas costeras del noreste japonés, donde la nieve y las bajas temperaturas, como en Iwate, complican la situación de lo damnificados.
Según las últimas cifras oficiales, en Miyagi hubo 6.692 muertos, en Iwate 3.264 y en Fukushima 990, mientras los desaparecidos se cuentan por varios miles en esas tres provincias, las más devastadas por el seísmo y posterior tsunami.
Se teme que el número de víctimas aumente, pues el devastador terremoto y tsunami del día 11 parece haber acabado con la vida de familias enteras y es posible que no se haya informado a la policía de su desaparición, según la cadena de televisión NHK.
No obstante, poco a poco la situación de los refugiados en las zonas más afectadas por la catástrofe están mejorando con la llegada de suministros y de equipos de voluntarios y médicos.
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