La Diputación de Huelva, con la colaboración de la Fundación Cepsa, ha restaurado la laguna de agua dulce y el entorno natural de La Rábida, una intervención que ha supuesto una mejora ecológica y paisajística del lugar, uno de los emblemas culturales e históricos de Huelva, y la creación de un espacio de uso público, con una inversión total de 115.000 euros.
El presidente provincial, David Toscano, ha señalado que la Diputación considera “prioritaria” la revitalización del entorno del Monasterio y de uno de los emblemas culturales e históricos de la provincia, el Muelle de las Carabelas, así como la dinamización y el aumento de la oferta de actividades turísticas en el conjunto de La Rábida.
“En este espacio que unió a dos mundos se unen la historia, la cultura, el medio ambiente y el ocio y nos faltaba sumar la laguna”, ha manifestado Toscano.
En la inauguración del proyecto, ubicado al lado del acceso al Muelle de las Carabelas, el presidente de la Diputación ha incidido en que el paraje constituye “un importante espacio público al servicio de la provincia de Huelva, que resalta su vinculación e importancia en el Descubrimiento de América” y ha explicado las distintas fases que ha seguido la intervención.
En este punto, ha destacado que la actuación ha tenido como resultado la mejora de la biodiversidad de la zona, su adecuación para el disfrute de visitantes.
Toscano ha hecho hincapié en “la estrecha colaboración” con la Fundación Cepsa - que ha aportado al proyecto 80.000 euros-, y ha abogado por las alianzas público-privadas “para seguir impulsando y haciendo realidad todos aquellos proyectos que esta provincia necesita”.
La inauguración ha contado con la asistencia de la directora de la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica, Elena Pita, y por parte de la Fundación Cepsa, de su directora, Teresa Mañueco, su responsable en Huelva, Narciso Rojas, y el responsable de Relaciones Corporativas, Jesús Velasco.
Este último ha considerado que la restauración y mejora de los humedales como la laguna de La Rábida “es un ejemplo de inteligencia colectiva y coordinación con la administración”.
El proyecto, que comenzó a andar hace tres años, se inició con el aumento de la lámina de agua y el desarrollo de una acción experimental en el fondo de la laguna, aplicando una cobertura con material que impide el crecimiento de la enea.
Posteriormente, se construyeron los miradores, se mejoró el aporte de aguas pluviales a la laguna y se ejecutó la reordenación “de la conexión diagonal” del Muelle con la Plaza Macuro. Como último paso, se llevó a cabo la construcción de la pasarela y del velador.
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