La convocatoria lleva varias semanas circulando por redes sociales como Facebook y Tuenti, y cada año se repiten las mismas escenas: miles de jóvenes riendo, bailando... pero sobre todo bebiendo. Eso sí, cada uno a su gusto, porque con tan sólo dar un pequeño paseo se puede observar que cada grupo se las ha ingeniado de una forma diferente para transportar su arsenal de bebidas: desde carritos de la compra, hasta auténticos bidones llenos de hielo y botellines, pasando por garrafas que antes contenía agua y que ahora están llena de calimocho o combinados.
Y la fiesta va para largo, porque el evento no ha hecho más que empezar. El reguero de personas llegando hasta la Cartuja es continuo. La mayoría han optado por el autobús. Las línes circulares, C1 y C2, llevan ya unas horas llegando con los autobuses completamente llenos. Por el momento el tráfico rodado no se ha visto afectado.
Los que sí llevan horas instalados en el lugar del macrobotellón, lo que fue el aparcamiento de la Expo´92, junto al Río Guadalquivir, son los puestos de comida rápida que en cada fiesta de la primavera hacen su particular agosto en plena primavera.
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