Que no es por enumerar, que es por contar. A veces se pierde la cuenta de lo que uno cuenta. En la vida todo cuenta. Que no es por enumerar.
Bar El Cañuelo. Lo lleva Javier, desde el 83. Abre sobre las 12 con cañas y más cañas. Hasta que le deja la Junta de Andalucía, que ahora es a las 3 y que le parece poco. “¡Que antes era hasta las 6! Y las 3 es muy poco”. “Está bien”. “No, no, que antes estábamos hasta las 6”. Quiere más porque el cuerpo le pide rocanrol.
En el Centro Asturiano se jugaba al bingo, a partir de las 12, y toda la gente joven iba allí. Eso dice uno que iba… hace mucho tiempo.
Había tres bares para americanos, los que venían de las bases americanas de Morón de la Frontera y de Rota. El American bar, el Sloopy Joe´s y el Jimmy´s. El primero era un puticlub, el segundo de bocadillos y el tercero de copas… montaban su juerga hasta que llegaba la (policía) militar y tenían que salir todos por patas. Ya se iban con el cuerpo a tono, con los vicios en todo lo alto.
Primeros precocinados en Sevilla en el Savarín de la calle Virgen del Valle. Históricos años sesenta.
En la bodega Consolación habita y gobierna el lugar Curro. Él es de Rociana del Condado, pero afincado de por vida en esta Sevilla luminosa. El vino es de Rociana y la patrona, Nuestra Señora del Socorro Coronada, luce en un marco sobre sus paredes. De Rociana. Porque a las raíces también hay que darle el debido hueco.
Hilvanamos la conversación ya que en un anaquel nos llama la atención una maqueta, como de una caseta de feria. Es un quiosco que antiguamente existía frente al viejo matadero de la capital hispalense. De allí les traían en su papel de estraza el menudo, el rabo de toro… y Curro lo servía en tarrinas de caracoles, para darle otra presencia. Más prestancia.
Curro dicen que se llama. Su nombre tiene su qué y su aje. En el lugar trabajaban ya tres Antonios (uno de ellos Antonio Labandón Pérez, hermano de El Arrebato) y cuando llegó él se lo pusieron claro desde el principio “Tú no te vas a llamar Antonio también, tendrás que llamarte Curro”.
Una clienta, oportuna, exclama con salero “tú me dices que te llamas Antonio y no te conozco. Me dicen vamos al bar de Antonio y digo ¿ése quién e?”.
Por La Maceta se acerca de vez en cuando Antonio Salas, guitarrista de los Smash. Antonio Smash. Y como si fuera natural hacerlo, Pepe Godoy me pone un vídeo de una marcha procesional. Se lo hacen por Silvio. Juerga y pasárselo bien. Reiré. Beberé. Compartiré. Rezaré.
Le miramos fijamente. A Pepe Godoy. Como ve que Luichi y yo nos acodamos, cerca de nuestros Alfonsos tempraneros, en una protesta silenciosa, pacífica, placentera y casi inexistente, en un ruego zalamero que se ve a la legua… se alarga Pepe en sus historias. No paran ni sus manos con la vajilla ni la sin hueso con sus recuerdos.
“En la calle Espíritu Santo, donde tenía Enrique el Cojo la academia de baile, muchas tardes veía yo a la Pantoja cuando iba a ensayar. Tendría ella 14 años… Entre 13 y 15 años. Yo la veía mucho porque iba a la casa de al lao, que era de un tal Enrique que tenía una droguería en la calle Relató. Estaba la mujer recién paría y yo, cuando salía del colegio, iba a hacerle los mandaos a la mujé. Entonces cuando escuchaba el baile, la música y to, me ponía en la puerta de Enrique el Cojo y la veía bailar a ella”. Sobre el año 1970 la trianera ya despuntaba por su arte.
“Yo trabajaba en el bar Pez Espada, frente al hospital Virgen del Rocío. Allí se acercaba Raimundo Amador con sus churumbeles, y también su hermano Rafael, Fali como le conocen en su barrio de Las Tres Mil”. Y no pocos serranitos le puso Pepe Godoy cuando todavía no era el famoso bluesman flamenco reconocido que hoy es.
“Triana empezó a ensayar en la peña sevillista Macarena, que estaba en la Resolana, esquina con la calle Feria. En la azotea ellos ensayaban en verano. Porque yo tenía un jefe, trabajaba en una panadería, y paraba allí por la tarde porque era sevillista y cuando yo iba a entregarle el dinero me subía a la azotea pa escusharlo a ello. Abajo había un taller mecánico, la primera planta la peña y arriba es donde ensayaba Triana. Jesús de la Rosa vivía en la calle Feria. De hecho, sacó un tema dedicado a la calle Feria, El Rock de la calle Feria. Yo soy del Pumarejo: nací allí y me crie allí, y sigo viviendo allí, en La Barqueta, en la esquina”.
Vivo en la calle Feria, la llevo muy dentro,
Desde que nací, con gran emoción.
Quiero cantarle y quiero mostrarme,
Tal como soy, con sincero amor,
A toda la gente que como yo
Se alegra
De donde nació,
De donde creció
Y vivió.
Por eso le canto a la calle Feria
Desde muy dentro de mí, con sincero amor.
Porque significa alegría y tristeza
Cuando jugaba o cuando lloraba,
Por eso le canto a toda la gente.
Que se alegra
De donde nació,
De donde creció
Y vivió.
Autores de la canción: Jesús De La Rosa Luque / Eduardo Rodríguez Rodway / Juan José Palacios "Tele". Del disco Tengo que marchar (1986).
Hemos empezado en Los Remedios y ya no sé por cuantos barrios hemos viajado. Mientras el oloroso yace tranquilo, esperando que lo mezamos entre nuestros labios. En Sevilla se sabe cuándo se empieza. Lo de acabar ya otro día. Si eso.
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