Este jueves, 20 de junio, se conmemora el Día Mundial de las Personas Refugiadas y por ello en Córdoba, en Puente Genil y en otros muchos puntos de Andalucía y España, la institución humanitaria ha organizado actividades dirigidas a dar visibilidad a sus historias. En concreto, más de 120 personas solicitantes de asilo o refugiadas son apoyadas por Cruz Roja en Córdoba, de ellas, 119 están residiendo actualmente en centros en la capital y Puente Genil, y otras seis se encuentran en pisos de alquiler en Córdoba o Lucena, dentro de la segunda fase del Sistema Estatal de Acogida.
En este contexto y en una nota, la institución humanitaria ha explicado dado a conocer la historia de una de estas personas, quien la primera vez que salió de su pueblo fue, directamente, para abandonar su país, Mali, y comenzar junto a un nutrido grupo de personas --en su mayoría desconocidas-- una peligrosa travesía hacia Europa, en busca de las oportunidades y la esperanza que la vida en su tierra natal le negaba.
Así, Fode --que es como se llama este joven-- inició un proceso migratorio que lo llevó hace ahora cuatro años, y después de pasar por Marruecos y de vivir numerosas vicisitudes en el camino, hasta las costas de Canarias, y de allí a Córdoba, en diciembre de 2020, en plena pandemia.
"El primer día que llegué a Córdoba, a Cruz Roja, me atendieron Jesús y Pepelu, que me llevó al hospital. Pero no hablaba nada de español. Y me di cuenta de que necesitaba aprender el idioma y estudiar mucho", rememora este joven maliense, que con el apoyo del programa de Refugiados de Cruz Roja acabó no solo aprendiendo castellano, sino también encontrando empleo en un negocio hostelero de la ciudad, el Restaurante Casa Antonio, donde trabaja a día de hoy. "La familia donde trabajo son como mi familia", confiesa agradecido.
Cada día, miles de personas como Fode huyen de su país. Muchas veces, empujadas por el miedo, y otras por la esperanza de encontrar una vida mejor en un nuevo país, aunque sea alejadas de sus familias y su ciudad de origen.
En este sentido, cabe señalar que Cruz Roja Española es la entidad con mayor implantación territorial del Sistema Estatal de Acogida (con 47 provincias) y mayor volumen de plazas de acogida (aproximadamente un 30 por ciento del total).
Así, en la primera fase del Sistema Estatal de Acogida, la de acogida temporal, la entidad atiende a día de hoy en la provincia 119 personas, repartidas entre la capital (47) y Puente Genil (72); mientras que en la segunda fase, la de integración, en la que los demandantes de protección internacional viven ya en pisos y reciben ayudas económicas para el alquiler y otras necesidades básicas por parte de la organización, se encuentran otras seis personas (todas de nacionalidad ucraniana), de las que tres habitan en la capital y las tres restantes en Lucena.
Entre las de primera fase, el perfil es muy diverso, aunque las nacionalidades mayoritarias son Marruecos, Senegal, Mali, Venezuela y Colombia. Entre ellos, hay además muchos menores, como demuestra el dato de los 27 que actualmente están acogidos en los centros de Cruz Roja.
Desde hace más de tres décadas, Cruz Roja ha mostrado un compromiso firme con la humanidad y orienta sus esfuerzos hacia las personas en situación de vulnerabilidad. Esta dedicación se refleja claramente en sus acciones en el ámbito de las migraciones, donde ofrece apoyo integral a personas inmigrantes, refugiadas y desplazadas.
Cruz Roja no se limita a proporcionar alojamiento y manutención. Su enfoque incluye también ofrecer seguridad, vestuario e información en idiomas que sean comprensibles por las personas que atiende. La organización se esfuerza por mejorar la salud mental de las personas atendidas, y aborda problemas de adaptación y duelo migratorio.
Además, ofrece asistencia jurídica en la solicitud de protección internacional, temporal o apatridia y apoyo en diversas gestiones legales y administrativas. El refuerzo de competencias y habilidades es fundamental. A través de un itinerario personalizado, Cruz Roja fomenta la autonomía personal, el conocimiento del entorno y la igualdad de género. La organización también sensibiliza a entidades y población sobre la necesidad de una vivienda digna para migrantes y refugiados, desmantela prejuicios y promueve la convivencia.
Promover el diálogo, la comprensión y la confianza entre las personas refugiadas y las comunidades es fundamental para garantizar la cohesión social.
Igualmente, Cruz Roja impulsa la inmersión lingüística, vital para la inserción social y laboral, y ofrece servicios de traducción e interpretación. Además, apoya en trámites administrativos, como empadronamiento y escolarización, y fomenta la participación ciudadana y la actividad voluntaria, facilitando la integración social. El programa de atención a personas refugiadas de Cruz Roja cuenta con el apoyo de la Secretaría de Estado de Migraciones y la colaboración de las diferentes administraciones públicas.
En el Día Mundial de las Personas Refugiadas, el 20 de junio, Cruz Roja recuerda los periplos de la migración forzosa. Una persona refugiada puede ser de cualquier origen y huir por múltiples motivos. Las personas refugiadas contribuyen con la sociedad y la enriquecen, de ahí que la lucha contra la discriminación, el racismo y la xenofobia y la promoción de la cohesión social sean fundamentales.
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