Su significado no se encuentra en el diccionario, sin embargo, es cuestión de tiempo ver esta voz incluida, por cuestiones de uso, entre sexagonal y sexángulo, como ocurrió con cubata, oscarizar, almóndiga o cubreboca, por ejemplo, aunque ello no implique su validez, según leemos al abrir el enlace de la RAE.
El titular, estimado lector, corresponde a la etapa de la vida en que los adultos entre sesenta y setenta años viven con la energía y el entusiasmo comparables a la lejana adolescencia, quizás mayor se podría decir, debido a la experiencia.
Estas notas tomadas del sitio Psicoactiva han dado nombre al grupo de personas prejubiladas, jubiladas o exentas ya de cuidados familiares que crece a diario y continúa viviendo activamente, sin prisa, saboreando el tiempo libre, sin la rigidez del horario y el fichaje, madrugando para caminar o para subir a un avión. Es una forma de asumir el paso del tiempo con naturalidad y alegría por haber llegado hasta este presente donde cabe todo menos el aburrimiento.
El Dr. Posso Zumárraga es el autor de este nuevo concepto de la edad, que figura como título del artículo que corre por las redes. Sin embargo, en dos mil diez se publicó un libro titulado El arte de no envejecer, del Prof. Hernández Guerrero, donde nos habla de esta etapa irreversible e inevitable como fructífera y placentera. Es por ello que muchos retoman los pinceles, se calzan los zapatos de flamenco o vuelven a las aulas, bien como estudiante novato o bien en otra especialidad. Es una forma de afrontar este período en el que no dejamos de crecer, donde las palabras que dan forma a las ideas y a los recuerdos nos descubren la mente como la columna que sostiene la vida, donde se han ido devanando los días.
Tanto el libro como el artículo motivan la relectura para reflexionar sobre los años pasados y los venideros, porque en esta etapa, en la sexalescencia, se van recogiendo esos frutos por los que chorrea la experiencia, mientras las actividades anotadas y tantas más enriquecen la mente agilizándola, ayudando a entender la realidad distinta de los días sin obligatoriedad laboral, facilitando la elección de cuanto no es necesario o no interesa, concluyendo en la propia evolución.
Ni el libro ni el artículo están enfocados a la gente mayor, a los años cumplidos, a la edad que envejece, sino a la ancianidad como etapa rica y positiva. Unidos por el mismo tema, parafraseamos diciendo que el arte de no envejecer se siembra en la niñez y se cultiva en la juventud y en la sexalescencia.
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