El décimo aniversario de la proclamación de Felipe VI se une al de Letizia Ortiz como reina, un papel en el que ha destacado por su compromiso con la igualdad de los derechos entre hombres y mujeres y su actividad volcada en causas sociales como la discapacidad, la salud mental o las enfermedades raras.
Después de una década como princesa de Asturias, la primera sin linaje monárquico, doña Letizia cumple el mismo periodo como reina, en el que ha ayudado a Felipe VI a renovar la imagen de la Corona tras el desgaste que supuso la recta final del reinado de Juan Carlos I.
A sus 51 años, la reina se ha consolidado como un activo para la monarquía además de haber tenido un papel relevante en la educación y formación de Leonor de Borbón como heredera al trono.
Considerada en algunos sectores como una reina feminista, la defensa de los derechos de la mujer y su empoderamiento social y económico han sido señas de identidad en su actividad oficial, verbalizadas también a través de sus discursos.
“La discriminación persiste (…) El compromiso no termina nunca. El mundo será más pacífico, próspero y sostenible si la igualdad de géneros es un hecho”, sentenció en mayo de 2017 en un acto en Sevilla.
La reina se ha implicado en la lucha contra el maltrato y en la petición de un pacto de Estado para erradicar esta lacra, lo que le sirvió para ser premiada por el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género en 2019.
A ello ha unido su posicionamiento en contra de la explotación sexual, reforzado en varias ocasiones por el uso de prendas de vestir confeccionadas por supervivientes de la trata de mujeres.
Desde su llegada al trono, ha defendido una mayor presencia de mujeres en el organigrama del Palacio de la Zarzuela y también en el servicio de seguridad, ambos mayoritariamente masculinos.
Una aspiración que se tradujo el pasado 30 de abril en el nombramiento de la primera secretaria de la reina, la abogada del Estado María Ocaña, que relevó al militar José Zuleta, mano derecha de doña Letizia durante 20 años.
Además de la mujer, la reina ha hecho bandera en su día a día de otras causas sociales, como las enfermedades raras, la lucha contra el cáncer o la salud mental.
En 2016, ella misma llamó a la puerta de la Confederación de Salud Mental España para ponerse a su disposición ante un fenómeno que vivió en primera persona con el suicidio de su hermana pequeña en 2007.
“Siempre ha tenido un trato exquisito y cercano con nosotros. Recuerda con nombres y apellidos a cada persona con las que se ha reunido de nuestra entidad y, sobre todo, a cada mujer”, valoran desde esta plataforma.
El presidente de la Federación de Enfermedades Raras (Feder), Juan Carrión, resalta de la reina que es “cercana, muy atenta y con una gran capacidad de escucha y de conectar con cada una de las personas del colectivo”.
Existe consenso entre las entidades sociales con las que colabora en que, además de estudiar en profundidad los documentos y preparar a conciencia cada reunión, “en lo institucional y en lo individual tiene una preocupación sincera por las causas sociales”.
“Algunas veces lamenta no poder hacer más, de no tener la solución en su mano, pero nunca ceja en llevar el tema al centro de decisión correspondiente por si puede ayudar. Siempre está en modo apoyo”, enfatiza a EFE Luis Cayo Pérez, presidente del Cermi, la plataforma de las personas con discapacidad.
Al elogio de los colectivos con los que trabaja regularmente se ha unido el de algunos miembros del Gobierno, como la ministra de Defensa, Margarita Robles, quien aplaudió “su diaria entrega y voluntad de servicio” en la pasada Pascua Militar.
También la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, de ideología republicana, agradeció en febrero “la sensibilidad social” de doña Letizia ante retos como la lucha contra el cáncer.
Además de su compromiso y profesionalidad, de la reina se ha ensalzado su capacidad de comunicación, con algunos discursos que se han hecho virales, como cuando se atrevió a rapear en un acto de salud mental.
Felipe VI cuenta con su esposa para planificar actos, viajes y estrategias, algo que no se daba con Juan Carlos I y la reina Sofía.
“Son un tándem. Son muy complementarios. Trabajan como un equipo. Hay una sintonía y una complicidad entre ellos que es espectacular, y se apoyan en una eficiente distribución de tareas”, explica a EFE una persona que ayuda a los reyes a preparar sus viajes al exterior.
También contó con Felipe VI para subsanar el que se considera su gran ‘borrón’ en su trayectoria como consorte, como fue el desencuentro con la reina Sofía en la catedral de Palma en abril de 2018, que logró aplacarse tras varios gestos organizados por la Casa Real en semanas posteriores como desagravio a su suegra.
Otro error que también asumió fue haber lucido pendientes de diamantes y una pulsera de Cartier en Honduras en el primero de los viajes de cooperación en 2015.
En los ocho siguientes, guardó el joyero y se enfundó el chaleco rojo de cooperante para no desentonar con el propósito del viaje.
La reina afronta el décimo aniversario del reinado con problemas físicos en sus pies, lo que le llevó a protagonizar una imagen insólita el pasado mes de abril al asistir sentada al besamanos en la cena de gala ofrecida por los reyes de Países Bajos.
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