La vigencia de “Nabucco” como trama es innegable en tiempos en los que el mundo parece el campo de batalla de las grandes potencias. Es la ópera que lanza a Giuseppe Verdi (1813-1901) al estrellato como uno de los más grandes compositores de la historia de Italia, gracias a las cuestiones que trata, originales para la época; el genio musical del compositor, que en esta obra lanza lo que ya se considera un “segundo himno” de Italia, el “Va, pensiero”; y la situación en la que se encontraba el pueblo italiano en aquel momento, bajo el yugo del Imperio austríaco.
La obra de Verdi llega al Teatro Maestranza para los días 13, 18, 19, 21 y 22 de junio a las 20 horas, y el 16 de junio a las 19 horas. El director general del recinto, Javier Menéndez, ha destacado el “reto” que supone para la banda adaptarse a dos directores diferentes, Sergio Alapont y Gaetano Lo Coco. También ha alabado el “gran trabajo” del Coro del Maestranza con Iñigo Sampil como maestro.
Alapont ha manifestado el “orgullo” que le genera que desde el Teatro Maestranza se haya apostado por directores españoles, que parece que “necesitan dirigir a la Orquesta Filarmónica de Berlín” para que sean tenidos en cuenta en España, en la que ha señalado que existe un “complejo” con la idea de ser español, aunque ha aclarado que no es, ni mucho menos, “un nacionalista”.
“Verdi es sólo Verdi”, ha proclamado Alapont, en una reivindicación a un compositor único y que, para él, es el más grande de Italia. También ha señalado el carácter pacifista de “Nabucco”, que se demuestra en el final de la ópera con el “Dio di Giuda”, y cómo Verdi se mostraba bastante reacio, en un principio, de componer la obra, cuyo libreto se lo mostró el empresario Temistocle Solera.
Christiane Jatahy, la directora de escena, ha comentado cómo ella también rechazó varias veces la invitación a formar parte de la dirección de una obra de tal magnitud. “¿Qué voy a hacer yo?”, ha dicho que se preguntaba a sí misma cuando se le propuso la oportunidad. Además, ha señalado la importancia que tiene en “Nabucco” el saber “escuchar a los otros” y no pensar que nunca estamos equivocados.
Es una ópera que tiene una perspectiva, además de la inspiración claramente religiosa, de lucha por los derechos y ser escuchados. “Necesitamos ser crueles para hacer justicia” es una frase que se repite en la tragedia, pero es sólo cuando pensamos en nuestra crueldad “cuando podemos establecer un diálogo”, ha concluido Jatahy.
El genocidio que se está llevando a cabo en la franja de Gaza ha estado en el foco del equipo artístico, desde el que se han solidarizado con el pueblo palestino y reivindicado la paz que, en aquellos años, también reivindicó Verdi.
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